Hay gestos que valen más que mil palabras. El entrenador argentino se carácteriza por su expresividad mayúscula en el banco de suplentes. 

El partido más atractivo de la Liga de España se consumía en un insulso 0 a 0. De los dos equipos, el Atlético de Madrid había estado más cerca del gol, y se había chocado contra Ter Stegen. 

Sin embargo, a falta de 5 minutos apareció el protagonista consular de la película: Lionel Messi frotó la lampara, y en un gran contragolpe definió el encuentro. 

Diego Simeone fue siguiendo la jugada inexorable, solicitando la presión para el flamante ganador del Balón de Oro. Lo hizo hasta unos segundos antes del desenlace fatal para sus dirigidos. Inmediatamente después se rindió ante la evidencia y comenzó a rendirse antes las evidencias. Una vez más, el rosarino había sido el muchachito de la película.