En la esquina de Gavilán y Alvarez Jonte, frente un boliche cerrado que tiene varios murales de Diego, una estatua y la réplica del rastrojero con el que viajaban los Cebollitas, está este local de ropa deportiva que atiende Rodolfo Fernández. “Tengo 83 años y pasé 83 años en Argentinos Juniors”, se presenta, mucho gusto.

Seis meses sin Maradona: el recuerdo del hombre que lo vio nacer

“Yo estaba el día que Diego se probó en Argentinos”. Así muestra sus credenciales este comerciante que es parte de la historia viviente de La Paternal y del club. Fernández era muy amigo de Francis Cornejo, el DT de los Cebollitas. Fanático de Argentinos Juniors siempre estuvo metido en la vida del club y salía a “cazar” talentos en la periferia de Buenos Aires. Por eso Rodolfo escuchó el nombre Maradona unos días antes del día de la Aparición del Niño Prodigio.

“Acá vino un pibe que se llama Goyo Carrizo. Lo probaron, Francis lo aprobó enseguida y le dijo ‘vení todos los días’. Y el pibe le dijo ‘allá en la villa hay uno que es mejor que yo’. ‘¿Mejor que vos?’ ¿Y por qué no viene?’, le preguntó Francis”, cuenta Fernández.

Carrizo respondió: “Porque no tiene guita”. “Entonces Francis sacó un billete de 10 pesos, no me olvido más, de esos celestes grandes, y le dijo ‘mañana traelo’. Y al otro día llovía, vino acá, la cancha estaba inundada. La cancha del Malvinas, inundada. Fuimos a Parque Sarmiento, no se podía jugar. Y si no me equivoco, casi seguro que lo probó en la loma de Constituyentes y General Paz porque el agua ahí caía”, recuerda el hombre, cuyo local es otro museo del Bicho, con camisetas históricas, fotos de los más grandes cracks que pasaron por el club y, por supuesto, varias de Maradona.

Fernández era muy amigo de Cornejo y juntos fueron a ver jugadores por todos lados. El comerciante conserva la silla desde donde Francis miraba a los futuros futbolistas del club. También tiene su gorrito tradicional con el que vio las primeras gambetas de Maradona.

“Yo estaba en la barranca con él. Dieguito pasó al lado mío. Mirá, Francis nunca me habló de un jugador. Y ese día pasó al lado mío y me dijo: ‘¿Vio lo que es eso?’. Y ahí empezó la discusión”, introduce Fernández.

La discusión entre los adultos que vieron al Mesías del fútbol mundial era si ese chiquito de Villa Fiorito era efectivamente un niño o un impostor. “Creíamos que era un enano que se venía a probar y se quedaba con unos mangos”, ríe Rodolfo. Pero lo dice en serio.

Vía Infobae