Los 19 de noviembre, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció el Día Mundial del Retrete o Inodoro.

Aunque parezca una broma, no lo es. Más de la mitad de la población mundial, unos 4200 millones de personas, no disponen de inodoros en sus viviendas o tienen sistemas de saneamiento deficientes.

La falta de inodoros es un tema crítico para la salud humana. Se estima que hay más de 430 000 muertes por diarrea anuales a causa de la falta de saneamiento.

Por lo tanto, acceder a un retrete es una cuestión de derechos humanos. El artículo 25 de la Declaración Universal establece: "Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios".

El relator especial Léo Heller dijo que el acceso a un servicio de saneamiento es un derecho humano. "Debe incluir a todos, sin discriminación", agregó.

La ONU impulsa que los países comiencen a brindar saneamiento gestionado de manera segura donde se utilizan "instalaciones sanitarias higiénicas que no se comparten con otros hogares y donde las excretas se separan del contacto humano y se eliminan de forma segura in situ o se transportan y tratan fuera del sitio".

"Con ello se protege a las personas y al medio ambiente de posibles agentes patógenos", concluye.