¿Nombres?

Raúl Pintos, el papá de Abel, estaba decidido en darle una mano a su pequeño hijo Abel, precoz cantante. Y entonces le alcanzó un cassette grabado así nomás con un demo a Raúl Lavié, ocasional visitante de Bahía Blanca, ciudad pegada a Ingeniero White, lugar natal del pibe.

La cinta llegó a manos del empresario Pity Yñurrigarro, quien se la pasó a uno de los artistas que representaba, León Gieco. Y justo León estaba empezando a concretar su viejo sueño de sello discográfico y estudio de grabación propios junto a dos amigos, Osqui Amante y yo. Era el verano de 1997.

-El problema es que tenemos un estudio sin paredes, dijo León en una reunión una mañana.

-Y bueno, arranquemos con discos que no necesiten de un estudio convencional, comentó Osqui.

Yo, que oficiaba de productor en ese proyecto, anoté prolijamente las ideas que teníamos a mano: el disco con Antonio Tormo, el disco del niño de Bahía Blanca, un disco de León con guitarra y armónica, el disco con la grabación de un concierto de Atahualpa Yupanqui que siempre decía Osqui que tenía en su poder.

Pity bancó con muy pocos pesos el disco de Abel.

Osqui negoció con Raúl Pintos que tuviéramos dónde grabarlo. Y nos fuimos con su Peugeot 504 cargada de sus equipos hasta el sur de la provincia de Buenos Aires, para grabar en el estudio que se iba a montar improvisadamente en el escenario del pequeño teatro de Ingeniero White (con apenas 350 butacas).

El cátering, que solían ser muy ricas milanesas preparadas en casa, estaba a cargo de Susana Marini, la mamá del cantante.

Y después, todo empuje. No más.

Abel Pintos - Grabación 1997

Osqui, con precisión, resolvió todo el disco en cuatro días.

Los músicos, que habían ensayado muy bien, hicieron lo suyo.

Abel cantó con decisión, pese a que tenía solo 13 años recién cumplidos, y su papá Raúl puso un bombo de referencia que después fue reemplazado en Buenos Aires por -quién mejor- Peteco Carabajal, que además incluyó tomas de su violín.

Abel Pintos. Foto: redes

En esas poquitas horas que pasamos en ese pueblo nada grande -tiene solo 10 mil habitantes- pero muy importante por su puerto, yo hasta tuve tiempo de grabar un videoclip con el niño.

Un mediodía llevamos un honguito reproductor de CD con un disco que había “quemado” Osqui al final de la sesión del día anterior con una premezcla de un tema¸ Para cantar he nacido, y en la estación de trenes del pueblo, Abel hizo la mímica sobre la música con una precisión pasmosa.  Dejamos todo en un “crudo” que unos días después editaríamos en Buenos Aires, en los ratos ociosos de un precario estudio de video de Congreso que había contratado Yñurrigarro con otro fin.

Recuerdo que antes de volvernos a Buenos Aires, con el disco ya registrado pero aún no mezclado ni masterizado, le avisé a Susana que para todo el tema del clip no me alcanzarían las imágenes, porque sólo teníamos algo de la grabación y de la estación de trenes, y entonces ella, con mucho amor de madre, buscó entre viejos cassettes de VHS que había guardado y encontró escenas de Abelito cantando cuando era más chiquito de que en ese momento era, y me las mandó.

Abel Pintos - Para Cantar He Nacido (Official Video)

Hoy Abel tiene 39 años. Los cumplió hace unos días, el 11 de mayo.