Martin Luther King, 60 años después
El 28 de agosto de 1963, el líder negro pacifista, cabeza visible del movimiento por los Derechos Civiles en los Estados Unidos, pronunció, delante de una multitud, el histórico discurso en el que dijo “Tengo un sueño”. Pedía por la igualdad racial. En 1968 lo asesinaron
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En 1963, se escuchaba a Pete Seeger cantando We Shall Overcome, que se instalaría como un himno, mientras un jovencito Bob Dylan, blanco y judío, aparecía diciendo lo suyo.
Fue en ese momento cuando Martin Luther King dijo que tenía el sueño de que todos los hombres y las mujeres fueran libres e iguales, sin que importase el color de su piel.
Hace hoy 60 años de aquello.
Un tiempo después, en 1971, John Lennon escribió y cantó su Imagine, que era también un sueño.
Imagina que no hay paraíso, es sencillo si lo intentás. No hay infierno bajo nosotros y arriba solo tenemos el cielo. Imagina a toda la gente viviendo para el presente, decía su canción.
Imagina que no hay países, no es tan difícil de hacer. Nada por qué matar ni por qué morir y ninguna religión tampoco. Imagina a toda la gente viviendo en paz.
En realidad, no había ninguna conexión entre el discurso aquel, frente al Capitolio, al culminar la marcha de la negritud, y la canción del inglés. Y a la vez, una era, sencillamente, la continuación del otro.
Martin Luther King fue asesinado en 1968, cuando tenía 39 años. Dicen que le dispararon no porque fuera pacifista, sino porque se lo acusaba de ser comunista. En realidad, nunca se aclararon las verdaderas causas del magnicidio.
Lennon fue asesinado en 1980, en la puerta de su casa, en Nueva York. Dicen que el fanático que le disparó, Mark David Chapman, estaba loco. Nunca aclararon las verdaderas causas del atentado.
Había cantado Lennon: Podrás decir que soy un soñador pero no soy el único. Espero que un día te unas a nosotros y el mundo entonces será mejor.
Por supuesto que la realidad no fue tan sencilla como para romantizar aquello de hace seis décadas.
Hubo sectores más radicalizados dentro del movimiento por los Derechos Civiles que acusaron a Luther King de ser un tibio. También hubo quienes lo miraron con desconfianza cuando se opuso a la intervención norteamericana en Vietnam o cuando no censuró que fueran niñas y niños quienes levantaran la voz pidiendo el respeto que sus mayores también reclamaban. Hubo mil cuestiones, todas discutibles, claro.
Lo cierto es que, en 60 años, la realidad sólo mejoró en algún aspecto y empeoró en muchos otros.
El mundo fue y será una porquería, decía un tango que había sido escrito años antes en el sur de América.