Como fue un final anunciado -no sorpresivo como por ejemplo fue el final de Seru Giran en marzo del 82-, el adiós de Soda Stereo, en el final del invierno de 1997, fue sereno y bien calculado. En otras palabras: un buen negocio para la banda y para su empresa. Pero no por eso dejó de ser emocionante. Debe remarcarse esto último.

Después, los discos grabados en vivo y el DVD de esos shows dejó firme las sensaciones y hoy el recuerdo es tal como lo dicen los discos, que son documentos. Pero fue el 20 de setiembre del 97 y no el 21, día del último show, cuando Gustavo Cerati dijo el famoso “gracias totales”.

Pero qué importa si el aniversario justo es hoy o será mañana: Soda dijo adiós en setiembre del 97, hace ya 26 años, y eso es lo realmente trascendente.

Gustavo Cerati. Foto: Redes
Gustavo Cerati. Foto: Redes

Gustavo Cerati, siempre prolijo para los detalles, usó en los conciertos de River el mismo traje marrón. Por eso se lo ve siempre igual en las imágenes de la despedida.

Pero ¿fue en el show del 20 o en el del 21, el último de verdad, cuando Charly Alberti, el baterista, vistió la camiseta de la selección argentina de fútbol?

En uno de los dos usó una camisa blanca y una corbata roja, y en el otro, la casaca albiceleste. Zeta siempre estuvo con ropa oscura y con una camisa debajo.

Claro, qué importan esos detalles.

Gustavo Cerati. Foto: Redes
Gustavo Cerati. Foto: Redes

El público, que eran 65 mil personas, entonó sobre el final (¿el 20 o el 21?) aquello de “volveremos volveremos” porque justo la rima coincidía con el año 83 en el que podría decirse que comenzó la historia del grupo.

Y después de una versión de De música ligera -nada menos (¿pero de qué show?)- fue cuando Cerati dijo el “gracias totales”. Los memoriosos recuerdan con precisión que ese saludo fue el 20. Así que hoy sería el aniversario.

Soda Stereo - De Musica Ligera (El Último Concierto)

Pero el trío cerró sus actuaciones en River el 21. Así que mañana sería el aniversario justo del final.

No importa el día exacto, la verdad.

En sus memorias, Gabriel García Márquez afirma que lo vivido no es lo que pasó en verdad sino lo que cada uno recuerda. Y ajustando eso tan contundente a lo que es el mercado musical, se puede afirmar que no importa lo que pasó sino lo que los documentos grabados dicen.

Por ejemplo, el cruce de los Andes, ¿cuándo fue? Se sabe que tuvo lugar en el comienzo de 1817, pero ¿cuál es la fecha precisa? ¿El 19 de enero, cuando comenzó la proeza, ó el 8 de febrero, cuando se puede decir que el viaje terminó? ¿O debería tenerse en cuenta el día de la batalla de Maipú? ¿Cuándo el ejército cruzó la frontera? ¿Acaso ése sería el punto? ¿Y si fuera así, qué parte del ejército debería considerarse, el que iba en la primera fila o el grueso de los soldados? ¿O debe tomarse en cuenta cuándo llegó -y quiénes fueron-, a la parte de mayor altitud del macizo andino? ¿Y San Martín cuándo cruzó las montañas? Sólo se puede decir hoy que no fue sobre un caballo blanco.

Y sí. La discusión finísima puede resultar interminable, más graciosa que cualquier otra cosa, y seguramente sería torpe e inútil.

Entonces el último concierto de Soda Stereo, plasmado en dos CD y un DVD, es lo que dicen los discos, y que no haya polémica.

Discutirán, con pasmosa minuciosidad, los presuntuosos historiadores que van a los detalles. Y nunca los que ponen la emoción por sobre todo.

Soda Stereo - Cuando Pase El Temblor (El Último Concierto)