Silvio Rodríguez, una charla entre Buenos Aires y La Habana
El autor de estas notas mantuvo un diálogo telefónico con el cantautor cubano poco después de acompañarlo en una gira por el interior argentino, en el que consiguió precisiones sobre sus siguientes pasos. La entrevista, importante e inusual porque el cantante, poeta y productor caribeño es alguien muy reservado que tiene pocos contactos con la prensa, se grabó y ahora es recuperada
Aunque parezca increíble, el mismísimo Silvio Rodríguez, su manager y hermana María de los Angeles, o su productor argentino, Lucio Alfiz, no se quién o si fueron dos o más, me habían invitado unos meses atrás a que los acompaña un viaje por la Patagonia contra la Cordillera en la que se habían pautado actuaciones a tono con el disco Silvio: un solo intérprete en el escenario y una sola guitarra. Una maravilla.
Así que no resultó tan extraño que un día recurriera al teléfono para contactarme con él, y que atendiera.
Era una mañana gris de primavera en Buenos Aires.
La Habana, Cuba, está el norte del Ecuador. Por lo tanto era otoño.
Cómo estaba el día allá, empieza contándolo el señor que estaba en la otra punta de la línea.
En la charla, que pareció más eso que un reportaje, Rodríguez contó que acababa de grabar una canción para la Unicef a pedido del ítalo-argentino-colombiano Piero.
En ese momento, Silvio Rodríguez estaba trabajando en el disco que sucedería a su celebrado Silvio, que ya había presentado en el país.
Ese segundo trabajo, también acústico, se llamaría, dijo, Rodríguez.
Y cuando adelantó que habría un tercero en esa línea, arriesgué que se llamaría Domínguez, porque su nombre completo es Silvio Rodríguez Domínguez, y acerté.
Por otro lado, Silvio no sabía que su admirado colega Bob Dylan acababa de publicar un segundo disco acústico, como si los dos se hubieran puesto de acuerdo.
En el 92 había salido Good As I Been To You, en simultáneo con Silvio, y al año siguiente Dylan insistió en esa línea estética despojada con World Gone Wrong.
En nuestros encuentros, que por entonces fueron varios, charlamos poco, la verdad.
Y si en algún momento cruzamos más que unas pocas palabras, fue para hablar de Bob Dylan.
Ese diálogo con Rodríguez sirvió puntualmente para saber con qué seguiría después de Silvio.
Habla de Rodríguez y adelanta que existirá otro trabajo para completar un trípico, Dominguez, y no da señales de que luego haría un cuarto, Descartes, que posiblemente haya sido no sólo un homenaje al filósofo francés René Descartes, sino también una colección de canciones qwue no entraron en los discos anteriores.
Ahora ya está todo publicado y no es novedad.
Pero ese audio rescatado es, creo, un hallazgo porque permite escuchar hablando a quien millones de veces, a lo largo de la vida, escuchamos cantando.