El gobierno nacional busca convertir el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) en una renta básica universal llamada Ingreso Ciudadano Universal, que sería más restringido respecto a la cantidad de posibles beneficiarios.

El IFE fue destinado a más de 8 millones de personas como una manera de mitigar los efectos económicos de la pandemia de coronavirus, especialmente en los trabajadores informales y sectores vulnerables.

En cambio, el Ingreso Ciudadano Universal beneficiaría a unas 3 millones de personas consideradas en "situación de alta vulnerabilidad" y se pondría en marcha una vez que termine de pagarse el IFE. 

Al menos, ese es el plan del gobierno nacional, analizado el pasado lunes en un encuentro del Consejo Federal de Desarrollo Social (Cofedeso), que encabezó de manera virtual el ministro Daniel Arroyo.

"Es una forma de garantizar derechos y, al mismo tiempo, de promover el consumo para reactivar la producción y la economía", declaró a Télam Arroyo, quien comentó que está en estudio aún si se aplicará por persona o por familia ese nuevo ingreso (que convivirá con la Asignación Universal por Hijo).