Tras 80 años de trayectoria, la empresa productora de margarinas vegetales, Dánica, decidió, en cuarentena, cerrar su planta de Lavallol, provincia de Buenos Aires, donde se desempeñan 150 trabajadores. 

Los costos laborales que no puede afrontar y un dilatado conflicto gremial, son los motivos que llevaron al cese de las actividades, informó la empresa en su web. 

En conflicto se intensifica cuando la empresa se niega a acatar la conciliación obligatoria, por la que debía reincoporar a cinco empleados que habían sido despedidos, según relataron fuentes del Gobierno de la provincia de Buenos Aires.

Estos despidos se dieron, en plena cuarentena, tras una reorganización luego de la suspensión de 24 trabajadores suspendidos por ser grupo de riesgo. 

“Se dictó una conciliación obligatoria y la empresa decidió no acatar y poner un candado a la planta, por lo cual, el resto de los trabajadores no pueden ingresar”, señalaron.

El Gobierno bonaerense puso en marcha un proceso para la aplicación de una sanción que, por el tamaño de la planta, se estima que será una “multa importante”. Pero aún restan varias instancias: la empresa presentó un recurso y si el Ministerio lo rechaza —que es lo más probable—, aun pueden presentar un descargo. “Hay tiempos de procedimientos, pero se trata de una falta grave y le cabe una sanción”, explicaron.

Historia

La marca Dánica nació en 1936, fundada por Christian Boll, un inmigrante danés que hasta ese momento fabricaba lácteos en Santa Fe y decidió trasladarse a la provincia de Buenos Aires a fines de la década del ’30. Ya instalado en Llavallol, comenzó a producir aceites vegetales hidrogenados para la industria de galletitas y caramelos.

En 1963, fue pionera en la fabricación de margarinas de origen vegetal, que comenzaron a venderse en panes y potes plásticos. La marca se hizo muy popular en la década del ’60 gracias a su publicidad televisiva, que repetía la frase “era para untar, era para untar...” que aun permanece en la memoria de los argentinos. En la década del ’70 sumó también la producción de aderezos, que aun continúa en una planta en Villa Mercedes, en la provincia de San Luis.

La marca se hizo muy popular en la década del ’60 gracias a su publicidad televisiva, que repetía la frase “era para untar, era para untar...” que aun permanece en la memoria de los argentinos. En la década del ’70 sumó también la producción de aderezos, que aun continúa en una planta en Villa Mercedes, en la provincia de San Luis.

La empresa tuvo cambios de dueños: en 2011 fue adquirida por el gigante brasileño BRF que se desprendió de la empresa siete años después. A fines de 2018, pasó a manos del Grupo Beltrán.