El número final terminó multiplicado varias veces de acuerdo a las previsiones. Así, la ayuda económica que el gobierno nacional aporta a más de 7.800.000 personas cobra sentido.

Se trata del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), plan que brinda por única vez $ 10.000 no remunerativos para quienes más sufren el aislamiento obligatorio, en plena pandemia. Puntualmente, trabajadores informales, monotributistas, además de empleados y empleados de casas de familia.

Sin incluir a beneficiarios de Asignación Universal Por Hijo y Por Embarazo, alrededor de 5 millones y medio de personas cumplieron los requisitos y recibirán el pago a partir de la semana próxima. De estos, dos de cada tres son “unipersonales”, y unos 2 millones incluyen a familias, que no cuentan siquiera con ingresos mínimos en un complejo contexto económico.

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Pero hubo, puntualmente, 4.207.891 de solicitudes rechazadas, por no cumplir algunas de las pautas.

Desde ANSES, se dio a conocer que de estos casos, casi la mitad percibe “ingresos provinciales o nacionales de relación de dependencia”; son Monotributo categoría C o superior (sólo estaban incluidos A y B); o son trabajadores autónomos con percepciones económicas superiores a las establecidas.

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Entre los postulantes, unos 715 mil tienen “ingresos por beneficios previsionales”, casi 650.000 casos fueron liquidados a titular del grupo familiar, ya que ambos lo realizaron.

A más de medio millón de personas, que consideran estar en condiciones de percibir el subsidio no se los tuvo en cuenta por la “falta actualización de datos personales”, otros cientos de miles cuentan con “planes sociales incompatibles o seguro de desempleo”, y en 277.000 casos tienen “ingresos, gastos o bienes registrados en AFIP”.

Casi 200 mil personas que iniciaron el trámite, en tanto, son extranjeros que “no cumplen con el requisito de la residencia” en el país.