La cuestión financiera argentina es sumamente frágil, no es novedad.

Pero todo se agudizó el día posterior a las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), declaraciones del presidente Mauricio Macri mediante.

La disparada de la cotización de las monedas extranjeras generó que la sensación de tranquilidad se hiciera trizas.

En ese contexto, en el mes de agosto se contabiliza la pérdida de reservas del Banco Central por diez mil millones de dólares.

El lunes cerró con U$S 57.915 millones.

Una multiplicidad de cuestiones terminan rebotando aquí.

Desde el vencimientos de deuda externa, cubierta en buena parte por los desembolsos del FMI, pasando por la necesidad de intervenir del Central después de las PASO, y licitaciones del Tesoro, que habían sido acordadas, forman parte del combo.

En el medio, el “temor” de ahorristas en dólares generó que casi el 8 por ciento de los depósitos en la moneda estadounidense sean retirados.

Sólo en agosto, las reservas del Central cayeron U$S 10.000 millones