El drama se apoderó de ‘Lucía’, a sus 11 años, cuando hace poco más de un mes atrás, en una consulta médica realizada en un hospital del noreste de Tucumán, descubrieron que cursaba un embarazo de casi veinte semanas.

Junto a su madre, solicitaron en ese momento la Interrupción Legal del Embarazo, prevista hace casi un siglo en el Código Penal y ratificada por un fallo de la Corte Suprema de Justicia.

La pareja de la abuela de la pequeña fue denunciada por violación y quedó detenido.

La abuela tenía la custodia porque, poco tiempo antes, se confirmó que el novio de la madre había abusado de sus dos hermanas mayores.

La intervención del Sistema de Salud Provincial (Siprosa) de Tucumán evitó seguir los protocolos legales de estos casos y pusieron en riesgo la vida de la niña en pos de “salvar las dos vidas”, tal como informaron en un comunicado.

La demora de un mes en realizar la práctica significó un nuevo trauma para ‘Lucía’, internada en el Hospital del Este “Eva Perón” de la capital provincial, en medio de una trama sólo enmarcada en un proceso antiderechos del que fue parte el gobierno tucumano.

Las denuncias abarcan hasta la inyección de corticoides para que el feto madure más rápido.

El juzgado de Familia de la 5ª Nominación debió intervenir obligando al Poder Ejecutivo a realizar la práctica, y hasta la Corte Suprema de Tucumán desmintió a las autoridades.

Lo que se conoció del desgarrador relato de la víctima que su única intención: “Quiero que me saquen lo que el viejo me puso adentro”.

La ginecóloga Cecilia Ousset detalló que “no tenía el cuerpo desarrollado para ser madre y, si no se operaba esa noche, se moría”, debido a la elevada presión, y adujo que "fue torturada" por el Siprosa.

Justificó la realización de una microcesárea por el hecho de que “no se quería sacar la ropa interior ante otras personas”, como suele ocurrir en casos de abuso, y recurrieron a la anestesia para dormirla.

Para la profesional, que había marcado su postura favorable al Aborto Legal, Seguro y Gratuito en medio del debate en el Congreso, fue un shock encontrarse con la pequeña, la cual “jugaba con sillitas de plástico” y “eligió escuchar música de la asamblea cristiana”.

El caso Ousset también es particular, ya que se desempeña en el sector privado, y fue convocada por el Ministerio de Salud ante la negativa, objeción de conciencia mediante, de todos los médicos del nosocomio público.

La médica, también objetora “pero no obstaculizadora”, se define como católica y propuso convocar a su marido, el también tocoginecólogo José Gijena, quien fue parte de la cirugía. “Lo llamaron el martes a las diez de la noche”, dijo.

La criatura nació con poco más de medio kilo, cuenta con el 50% de chances de sobrevida y aún no hubo partes oficiales de su estado de salud, tras ser derivada a Neonatología.

Habla la ginecóloga que le practicó la cesárea a la nena violada en Tucumán