Finalmente, el Gobierno concretó la primera compra de pistolas Taser y sus respectivos cartuchos. La operación se llevó a cabo casi dos meses después de que se reglamentara el uso de esas pistolas para las fuerzas de seguridad.

La empresa que ganó la licitación fue Axon, que le vendió a nuestro país 100 armas, 1000 cartuchos operativos y 600 cartuchos para capacitación por el precio de $5.285.000. El Ministerio de Seguridad destacó que la operación costó casi la mitad de lo que había ofrecido la empresa.

Las pistolas Taser comenzarán a ser utilizadas en agosto por efectivos de las cuatro fuerzas de seguridad federales que realizan prevención de delitos en terminales aeroportuarias, portuarias y estaciones de trenes.

La reglamentación aprobada indica que las armas no letales son "un medio intermedio para ejercer un uso racional y gradual de la fuerza". Hace alusión además a que la doctrina internacional toma en cuenta los estudios médicos y técnicos que concluyen que las armas electrónicas no tienen efectos letales sobre las personas.

Sobre cuándo se hará uso de ellas, la norma plantea que servirán "para inmovilizar, proceder a la detención o para impedir la fuga de quien manifieste peligro inminente de lesionar a terceras personas o de auto lesionarse; cuando deba ejercerse la legítima defensa propia o de terceras personas; o para impedir la comisión de un delito de acción pública".