Se sabe que las diferencias ideológicas entre el actual presidente argentino y su sucesor, a partir del 10 de diciembre, son insalvables.

Con alguna charla en el medio, la delicada situación de Bolivia estiró la brecha entre Mauricio Macri y Alberto Fernández.

En ese sentido, el gobierno argentino se mantuvo distante del caso, emitiendo sólo un escueto comunicado de parte de Cancillería, donde se aduce “la importancia de encaminar este período de transición”, que se considera “se ha abierto por las vías institucionales”.

La omisión de presiones al gobierno y principales autoridades no parece casual, en tal sentido.

“El Gobierno argentino hace un llamado a todos los actores políticos y sociales bolivianos para preservar la paz social y el diálogo”, reza el texto, que agrega: “Resulta imprescindible que todas las fuerzas y dirigentes políticos bolivianos actúen en este delicado momento con responsabilidad y moderación”.

Se destaca que “el mejor camino para superar con total transparecnai y espíritu democrático la presente crisis” es “la anticipada renovación del Tribunal Electoral, respetando lo dispuesto por la Constitución Política del Estado Plurinacional Boliviano junto con el acompañamiento de países de la región así como de organismos internacionales y observadores imparciales”.

El exembajador argentino, Jorge Taiana, consideró que "el comunicado es una vergüenza".

Adujo que "Argentina tuvo muchos golpes de Estado" para desconocer la situación, y agregó: "Los sectores del Poder no quieren aceptar ser gobernados por los indios".