Kevin Durant, que volvía a jugar tras nueve partidos, sufrió una grave lesión en el tendón de aquiles de su pierna derecha en el quinto juego de las finales de la NBA. Bob Myers, presidente de operaciones de Golden State, explicó la lesión al borde del llanto.

Los Warriors estaban con la soga al cuello en la serie frente a Toronto y una vez consumada la lesión, comenzaron a surgir las críticas sobre si se forzó al alero para que salte al campo de juego a pesar de no estar al 100 por ciento desde lo físico. "Tenía permiso para jugar esta noche, fue una decisión consensuada", explicó el directivo de la franquicia con los ojos cargados de lágrimas.

"A él le encanta jugar al básquetbol y la gente que cuestiona que quisiese jugar, está equivocada. Es una de las personas más incomprendidas, es buen compañero de equipo y buena persona. No es justo", agregó compungido.