El papa Francisco pidió este domingo una "solución justa y pacífica" ante la "grave situación" que enfrenta Venezuela.

A su vez, al abandonar Panamá, donde fue parte de la Jornada Mundial de la Juventud, adujo temer por "un derramamiento de sangre" en el país.

Avizorando que se trata de posturas antagónicas, consideró "una imprudencia pastoral" profundizar una opinión respecto al tema.

"Pido que se busque y se logre una solución justa y pacífica para superar la crisis, respetando los derechos humanos y deseando exclusivamente el bien de todos los venezolanos", sostuvo el Pontífice durante la oración del Ángelus en Ciudad de Panamá.

Francisco ha sido criticado por algunos medios y líderes sobre su supuesta liviandad a la hora de pronunciarse sobre el régimen que encabeza Nicolás Maduro.

En la última Navidad, el sumo pontífice había pedido desde los balcones del Palacio Apostólico del Vaticano, que reinara la concordia en Venezuela, lo que motivó a 20 ex presidentes latinoamericanos a mostrar su inconformidad mediante una carta pública.

En la misiva, que fue publicada en el periódico venezolano El Nacional, y que llevó la firma del argentino Fernando de la Rúa, el uruguayo Luis La Calle, el chileno Eduardo Frei, los colombianos Andrés Pastrana y Álvaro Uribe, y los mexicanos Felipe Calderón y Vicente Fox, entre otros, los ex mandatarios remarcaron que los venezolanos son "víctimas de la opresión de una narco-dictadura militarizada, que no tiene reparos en conculcar de manera sistemática los derechos a la vida, a la libertad y a la integridad personal".

Las palabras de la carta reflejaron la disconformidad ante el pronunciamiento papal. "Nos preocupa el llamado de Su Santidad a la concordia, ya que, en el contexto actual, puede entenderse ello como un pedido a los pueblos que son víctimas para que se acuerden con sus victimarios", indicaba el texto, que nada decía del papel de víctimas de los venezolanos ante la calidad de victimario de los EEUU y otros países aliados interesados en manejar las reservas petroleras de Venezuela.

En su alocución Urbi et Orbi del 25 de diciembre, el Papa Francisco había manifestado su deseo de que Venezuela "encuentre de nuevo la concordia y que todos los miembros de la sociedad trabajen fraternalmente por el desarrollo del país, ayudando a los sectores más débiles de la población".

Aquellas palabras del Papa contrastaron con las de la Iglesia local, que alejada de la posición del Vaticano, y en la misma línea que la misiva de ese selecto grupo de ex mandatarios, repudia al régimen de Maduro, al que calificó de "ilegítimo e inmoral".

Poco antes de que Maduro asumiera de nuevo el poder, el episcopado venezolano había calificado al sucesor de Hugo Chávez de "ilegítimo y moralmente inaceptable" para ocupar la presidencia.

A través de un comunicado el presidente de la Conferencia Episcopal local, José Luiz Azuaje Ayala, denunció también el "deterioro humano y social en la población y en las riquezas de la nación" que provocó el gobierno chavista.

Pero hubo más. En julio de 2017, la Conferencia Episcopal venezolana había divulgado otro mensaje contra el régimen al que consideró "dañino para el pueblo". Y un año después sostuvo que "perseguir, someter y enjuiciar arbitrariamente es el componente que se observa, mientras hay una multitud en el pueblo que pide alimentos, medicamentos, luz eléctrica, sueldos dignos, detener la inflación...".

Por otro lado, en noviembre de 2018, Azuaje Ayala declaró en Alemania que su país sufría una "escalada de intolerancia" en medio de "una situación límite de desplome y colapso".

Llamó la atención en esta serie de comunicados que la Iglesia Venezolana no reparara en los 50 años de bloqueo de los EEUU a Cuba ni en la cantidad de naciones que en la región, Cuba, El Salvador y Bolivia, así como China y Rusia, le dieron el reconocimiento a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela y ya tildaron de ilegítima la autoproclamación de Juan Guaidó.

Recordemos que el pasado miércoles Juan Guaidó se autoproclamó gobernante interino del país al considerar ilegítimo al presidente Nicolás Maduro y hasta ahora ha recibido el respaldo de países como Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil, Costa Rica, Colombia, Panamá, Perú, Ecuador y Paraguay.