Este 25 de diciembre Navidad, en su tradicional mensaje navideño y bendición “Urbi et Orbi”, el Papa Francisco pidió “que en esta Navidad redescubramos los nexos de fraternidad que nos unen como seres humanos y vinculan a todos los pueblos”.

En la misa de Navidad, el Sumo Pontífice deseó "que este tiempo de bendición le permita a Venezuela encontrar la concordia", y rezó por la "reconciliación en Nicaragua", por el diálogo entre israelíes y palestinos, y por Siria.

“Que el niño pequeño y con frío que contemplamos hoy en el pesebre proteja a todos los niños de la tierra y a toda persona frágil, indefensa y descartada. Que todos podamos recibir paz y consuelo por el nacimiento del Salvador y, sintiéndonos amados por el único Padre celestial, reencontrarnos y vivir como hermanos”, lo dijo el Papa Francisco en su mensaje navideño, pronunciado este martes 25 de diciembre, desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, desde donde impartió su bendición "a la ciudad y al mundo".

Francisco se dirigió a los fieles de Roma, a los peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro, y a todas las personas de todas las partes del mundo que siguieron a través de los medios de comunicación.

"Mi deseo de feliz Navidad -indicó el Papa Francisco- es un deseo de fraternidad. Fraternidad entre personas de toda nación y cultura. Fraternidad entre personas con ideas diferentes, pero capaces de respetarse y de escuchar al otro. Fraternidad entre personas de diversas religiones. Jesús ha venido a revelar el rostro de Dios a todos aquellos que lo buscan", aseveró.

"Que en esta Navidad redescubramos los nexos de fraternidad que nos unen como seres humanos y vinculan a todos los pueblos. Que haga posible que israelíes y palestinos retomen el diálogo y emprendan un camino de paz que ponga fin a un conflicto que ―desde hace más de 70 años― lacera la Tierra elegida por el Señor para mostrar su rostro de amor", expresó el Sumo Pontífice.

"Que el Niño Jesús permita a la amada y martirizada Siria que vuelva a encontrar la fraternidad después de largos años de guerra. Que la Comunidad internacional se esfuerce firmemente por hallar una solución política que deje de lado las divisiones y los intereses creados para que el pueblo sirio, especialmente quienes tuvieron que dejar las propias tierras y buscar refugio en otro lugar, pueda volver a vivir en paz en su patria", continuó.

Además, señaló: "Pienso en Yemen, con la esperanza de que la tregua alcanzada por mediación de la comunidad internacional pueda aliviar finalmente a tantos niños y a las poblaciones, exhaustos por la guerra y el hambre. Pienso también en África, donde millones de personas están refugiadas o desplazadas y necesitan asistencia humanitaria y seguridad alimentaria. Que el divino Niño, Rey de la paz, acalle las armas y haga surgir un nuevo amanecer de fraternidad en todo el continente, y bendiga los esfuerzos de quienes se comprometen por promover caminos de reconciliación a nivel político y social".

Además, deseó que la Navidad "fortalezca los vínculos fraternos que unen la península coreana y permita que se continúe el camino de acercamiento puesto en marcha, y que se alcancen soluciones compartidas que aseguren a todos el desarrollo y el bienestar".

Se refirió también a Ucrania, "ansiosa por reconquistar una paz duradera que tarda en llegar. Solo con la paz, respetuosa de los derechos de toda nación, el país puede recuperarse de los sufrimientos padecidos y reestablecer condiciones dignas para los propios ciudadanos", dijo.

"Que este tiempo de bendición le permita a Venezuela encontrar de nuevo la concordia y que todos los miembros de la sociedad trabajen fraternalmente por el desarrollo del país, ayudando a los sectores más débiles de la población", señaló el Papa en su tradicional Urbi et Orbi.

"Que delante del Niño Jesús, los habitantes de la querida Nicaragua se redescubran hermanos, para que no prevalezcan las divisiones y las discordias, sino que todos se esfuercen por favorecer la reconciliación y por construir juntos el futuro del país", continuó.

Por último, deseó "recordar a los pueblos que sufren las colonizaciones ideológicas, culturales y económicas viendo lacerada su libertad y su identidad, y que sufren por el hambre y la falta de servicios educativos y sanitarios".

"Dirijo un recuerdo particular a nuestros hermanos y hermanas que celebran la Natividad del Señor en contextos difíciles, por no decir hostiles, especialmente allí donde la comunidad cristiana es una minoría, a menudo vulnerable o no considerada. Que el Señor les conceda, a ellos y a todas las comunidades minoritaria, vivir en paz y que vean reconocidos sus propios derechos, sobre todo a la libertad religiosa", concluyó Francisco.