Sin dudas que la localidad de Bell Ville, en el sudeste cordobés, es conocida por ser el lugar en el que se inventó la pelota. Fue, en tal sentido, declarada la “capital nacional de la pelota de fútbol”.

Pero una amplia paradoja termina con la historia de una fábrica, creada allí hace quince años: Priball.

En la empresa aducen que tenían “más fe” que desde el gobierno nacional se hiciera una defensa a la industria. Fundamentalmente, dice Mariano Privitera, porque el propio presidente Mauricio Macri tiene una pelota de edición limitada, que ellos hicieron: “Creímos que nos iban a cuidar”.

Entre los motivos centrales, el presidente de la firma dice que “no podemos competir contra una empresa del Estado como YPF”, la cual “importa desde China tres millones de pelotas a un costo inferior al de nuestra fabricación”.

En diálogo con radio Universidad, sostuvo: “Esta situación viene pasando hace años, pero no se nos escuchó. En el sector hay involucrados entre tres y cinco mil puestos de trabajo porque acá también hay fabricantes de cámaras, forros y materiales, pero siempre se priorizó el negocio de unos pocos”.

Privitera dijo que están “liquidando 15.000 pelotas que acumulamos estos años”, denunció que “ni siquiera la AFA usa pelotas nacionales”, pese a que la calidad de las propias es similar, y adujo que “apenas algunos clubes nos piden para entrenamientos”.

Para el empresario, desde hace un tiempo “las jugueterías prefieren las importadas”, porque “son más brillantes”, aunque “no mejores”.

No dejó de referir que las últimas licitaciones del Gobierno fueron “mentirosas” y que hicieron “lo imposible por al menos venderle 50.000 pelotas”, con la idea de “tener trabajo por unos meses”.