Horacio Antonio Grasso asesinó en 2006 a un niño de seis años llamado Facundo Novillo. Grasso le destrozó la cabeza con un disparo de fusil FAL en barrio Colonia Lola.

Expolicía, con frondosos antecedentes delictivos, Grasso fue condenado a 27 años de prisión por aquel crimen. Sin embargo, a comienzos de este año logró la prisión domiciliaria porque demostró que tenía una afección cardíaca que el Servicio Penitenciario no había sabido tratarle correctamente. Por ello un juez le permitió continuar su pena en casa de su madre en barrio General Paz.

La historia fue motivo, semanas atrás, de una nota en el programa de Rebeca Bortoletto y en esta web, donde se denunciaba que Grasso había violado su prisión domiciliaria y había sido visto por el barrio donde mató a Facundito amenazando a testigos que habían ayudado a condenarlo por el crimen del niño de seis años.

La foto que ilustra esta nota fue sacada en exclusiva para cba24n por un vecino aterrado de que Grasso, conocido como “el armero” por su colección de armas y su tendencia a usarlas, estuviera dando vueltas por el barrio como si no hubiera cometido ningún crimen.

¿Por qué debe volver a la cárcel?

El 16 de julio pasado luego de que en el programa Entre Nosotros Rebeca, se difundiera la situación de Grasso el hombre que fue descripto en esa nota como una persona peligrosa mantuvo una fuerte discusión con su madre y terminó golpeándola brutalmente.
Esto derivó en un llamado a la policía de parte de los vecinos que cuando llegaron al lugar se encontraron con Grasso arriba de los techos de la casa de su madre amenazando con suicidarse. La particularidad es que, cuando llegaron los efectivos, Grasso se escapó por los techos violando ante los ojos de los agentes la prisión domiciliaria.

El caso quedó en manos de la violación de la prisión domiciliaria, quedó en manos del fiscal de instrucción Marcelo Fenoll. Ese representante del Ministerio Público, ordenó una pericia psiquiátrica a Grasso y curiosamente el resultado de esa pericia arrojó que el expolicía se encuentra en una crisis psicológica.

En este contexto la responsabilidad de la justicia se agudiza porque el asesino habría sido enviado a disfrutar de los beneficios de la prisión domiciliaria —que violó— con sus frondosos antecedentes y siendo conocido como alguien preparado para utilizar armas pese a estar atravesando una situación psiquiátrica inestable.

El juez que le otorgó ese beneficio es Gustavo José Echenique Esteve.

Un hombre peligroso

La peligrosidad de Horacio Grasso no es una novedad en la Justicia. Cuando fue condenado por el homicidio de Facundito, el 27 de marzo de 2009, los jurados populares, los testigos y los jueces técnicos pidieron custodia policial porque sufrieron amenazas que aparentemente provenían del entorno de Grasso.

Eso no evitó que esos jurados más los jueces técnicos Guillermo Weiss, Mario Della Vedova y Hernán Buteler Novillo Saravia, lo encontraran culpable de homicidio en ocasión de robo con abuso de arma de fuego. Después de permanecer alojado en el penal de Bouwer, el expolicía Grasso fue trasladado al Establecimiento Penitenciario Nro. 2, de Cruz del Eje. Allí, el 14 de marzo de 2017, se le detectó una enfermedad en los vasos sanguíneos que obligaba a realizarle un tratamiento específico.

En una resolución firmada por el juez de primera instancia que lo liberó, se determinó que desde aquel estudio hasta enero de 2019 (pero principalmente en los últimos ocho meses) el Servicio Penitenciario se mostró “incapaz de tratar adecuadamente las dolencias del detenido” permitiendo que la enfermedad de Grasso se agravara.