La política energética del gobierno nacional no se detendrá, esa parece ser una realidad. La transferencia de recursos a las empresas, quita de subsidios al consumo mediante, seguirá su camino.

En el medio están las elecciones presidenciales, que jugarán un papel decisivo en el aumento en la tarifa del gas, ya aprobada con audiencia pública incluida, y prevista para el mes de abril.

Sin embargo, ante un pedido de los partidos aliados al PRO en la gestión central, la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica, se aceptaría posponer buena parte de los ajustes, con la idea de que en invierno la cuestión no se sienta tan profundamente en las viviendas argentinas.

En promedio, se aprobó una suba del 35 por ciento entre transporte, distribución y la energía en sí, que se mantendrá para empresas, industrias y cooperativas.

Para el consumo domiciliario, habría simplemente una postergación, ya que serían anexadas a las facturas “en el verano de 2.020” y posiblemente en cuotas.

Para eso, el Estado también deberá hacerse cargo del pago de intereses a las empresas.

A su vez, ya de camino al cambio de gobierno, con continuidad de Cambiemos o no, las boletas serán más caras.

Tampoco se deja de observar que, el otro ajuste, continuando la quita de subsidios, en los años pasados llevados adelante en octubre, tendrían lugar en diciembre, de acuerdo a fuentes oficiales.

Así las cosas, los dos aumentos del año se pagarían, juntos, a partir de fines de este año.