En España, alarmados por la cantidad de accidentes derivados del uso de celular durante la conducción se proponen un nuevo cerco judicial al uso del móvil al volante.

El fiscal del Tribunal Supremo y coordinador de Seguridad Vial en España, Bartolomé Vargas, acaba de dar a las jefaturas de Tráfico una orden hasta ahora inédita: las llamadas de celulares de los conductores implicados en accidentes podrán ser examinadas, previa autorización judicial, para averiguar si en el momento del accidente el infractor utilizaba o el aparato.

Según estudios internacionales, usar el celular mientras se conduce aumenta más de un 20 % el riesgo de sufrir accidentes.

Por resguardos constitucionales, que también tienen vigencia en Argentina, no se trata de que los agentes le miren en ese mismo momento el teléfono del accidentado. No pueden y además sería ilegal. Para ver las llamadas es necesaria autorización judicial.

El procedimiento propuesto en España sería el siguiente: si los agentes policiales de Tráfico sospechan que el conductor iba distraído con el teléfono, en el informe que remitan al juzgado podrán solicitar al juez que solicite a la respectiva compañía detalle de hora y duración de las llamadas que, en su caso, hubiera realizado el automovilista en los momentos previos y coetáneos al accidente. Nunca antes se había hecho esto. Y no será necesario que el accidente sea muy grave para que se pidan estos datos.

Si se constatase uso del celular en simultáneo con el accidente cabría entonces enmarcar lo ocurrido como imprudencia grave. Claro, no necesariamente implicará pena automática: el conductor podrá alegar (y deberá demostrarlo) de que la llamada se hubiese hecho a través de, por ejemplo el Bluetooth, práctica legal. Serán los agentes policiales quienes, a la vista de las circunstancias y gravedad del siniestro, decidan si debe o no pedirse al juez el análisis de las llamadas del responsable del siniestro.

Igual que en Argentina, utilizar el celular conduciendo está castigado con multa y quita de puntos en la licencia. A pesar de ello, y en especial con la multiplicación de las funciones del celular, la práctica se extiende cada vez más, siendo difícil establecer con precisión cuán difundida está.

De hecho, ya existen aplicaciones para advertir sobre la existencia de controles vehiculares y de alcoholemia, además de crearse grupos de Uasap específicos para emitir alertas ante las presencia de la policía caminera. Otro motivo más, para prohibir el uso del teléfono durante la conducción.

Se abren dos debates: por un lado, sobre la legalidad de una medida de este tipo.  “Los agentes sin previa orden judicial no pueden examinar el móvil de un conductor ni acceder a sus contenidos. Eso vulneraría el derecho constitucional a la privacidad de las comunicaciones, y no vale todo en un Estado de derecho”, señalan los juristas.

Por el otro, ¿quién podrá afirmar que no ha usado el celular mientras conduce?