Un diario que alguna vez tuvo voz propia y del interior, solía congregar en su dirección en las fechas patrias a las fuerzas llamadas vivas… vivas aunque muchas y demasiadas veces no lo parezcan y lo sean tan sólo muertas, apagadas, extinguidos, ausentes…

Llegaban como invitados el obispo de turno, el milico de turno, el industrial de turno, y todos los demás de turno. Y ante la llegada de cada uno de ellos el director tomaba un sorbito tirando a trago de una taza de te… en realidad para té, pero que contenía algo mucho más espirituoso y confundidor.

El comenzaba su mensaje diciendo: “El padre del aula”… y al frente suyo su editorialista preferido, meneaba negativamente de lado a lado la cabeza.

“El creador de la bandera”, reintentaba el director sólo para conseguir una nuevo reproche negativo.

“El padre de la patria”… y sin ninguna corrección el discurso arrancaba, sin aclarar a cuál San Martín se refería.

Hay quienes reparan que cerca de su plaza en Córdoba capital, su calle es paralela a Rivadavia, y protestan contra ese paralelismo aunque Fontanarrosa haya dicho que las paralelas no se tocan, ¡nene!.

Pero no perdonan un pretendido paralelismo entre el libertador  y el vende patria, entre el libro de la Historia grande y el cuaderno Rivadavia de tapa (y cara), dura...

También protestan los que preguntan por qué se conmemora su muerte y no su nacimiento, como si se pudiera saber o imaginar que va a llegar a ser alguien cuando nace, y los que están contra los fines de semana largos, que son los que tienen semanas cortas y vacaciones eternas.

No faltan los que digan que participó en un solo combate en suelo argentino y que encima fue cortísimo, unos pocos minutos.

Y está el tema del sable que donó a Rosas por su defensa del territorio nacional, cosa que es verdad, omitiendo que también lo hacía en nombre de su propio latifundio en la pampa húmeda, lo que también es verdad.

Y que Rosas se lo ofrendó a un Solano López asolado por la guerra de la Triple Alianza, de la que también nosotros somos responsables.

Y que el peronismo, a más de idealizar la fórmula San Martín-Rosas y Perón, se afanó el sable… simbólica pero realmente…para regalárselo a Perón…para después devolverlo, no se sabe si con la anuencia o por orden de Perón.

Pero la mayor incógnita que plantea el título nace en Guayaquil.

Qué fue aquello ¿abrazo o desencuentro? ¿pacto o discordia?

Según el mitrismo, San Martín hubiese continuado su ruta liberando países por su exclusiva cuenta y empeño (una especie de cuentapropista ecuestre) si no se hubiera cruzado con un ambicioso Bolívar ante el que San Martín renuncia, mostrando altos valores morales, dejándole a éste la gloria de culminar la emancipación de continente. Mitre dice que San Martín liberaba país por país y lo constituía en independiente, mientras que Bolívar, delirante, ambicioso y prepotente, potenciaba el carácter expansivo de la revolución bolivariana que pretendía constituir una sola nación: La Patria Grande.

En cambio otra mirada histórica habla de la debilidad, no la del propio San Martín, sino la de los que debieron haber sido sus apoyos. Cuando San Martín va a hablar con Bolívar, le renuncian a Monteagudo que era hombre de su confianza  y la Logia de Buenos Aires ya había funcionaba como una logia rivadaviana, porteña y probritánica, nada que ver con la Logia Lautaro. San Martín se da cuenta que Bolívar estaba en mejores condiciones para seguir, y, además, Bolívar admirado por San Martín rechaza el ofrecimiento de ser su segundo.

Porque en la figura de San Martín, lo más controversial resultó lo de Guayaquil ¿fue abrazo o desencuentro? ¿pacto o discordia?

Es difícil saberlo, a estar por el destino final de muchos de los patriotas argentinos. Dorrego fue fusilado, Moreno envenenado, Castelli fue enjuiciado, French y Berutti fueron desterrados. Irigoyen pasa alguno de sus últimos años en la isla Martín García entre las ratas, Perón parte al exilio, y el cadáver de Evita es paseado macabramente por el mundo durante 18 años.

Esto en la Historia.

En la historieta, que es la actualidad, ¡Patricia Sosa comparó al Padre de la Patria con Macri!

Como para agregarlo a lo maravilloso que escribió Discepolín; “Mezclao con Stravinsky van Don Bosco y La Mignon, Don Chicho y Napoleón, Carnera y…SAN MARTIN. Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches, se ha mezclao la vida y herida por un sable sin remache, ve llorar la Biblia contra un calefón”.

Sólo que Discépolo llamaba a las cosas por su nombre.

Por eso tituló su escrito, “Cambalache”…

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