El primer desdén “¡tomá pa vos!”, ahora degradado a “¡en tu cara!” se engarza con el segundo, pero no desde lo futbolístico sino desde lo histórico a la actualidad.

Allá por 1878, la por nacer oligarquía argentina por entonces aún/ya gente de “pro”, le dice “¡Tomá pa vos” a Julio “¿Argentino? Roca al entregarle las armas  para eliminar de un desierto lleno de pueblo a los mapuches y tehuelches y repartir las tierras entre los Martínez de Hoz, Anchorena, Unzué, etc

Cuando lo Roca hace los dos deberes, la ahora ya más que incipiente oligarquía le dice “¡Tomá pa vos!  “y  le dan 60 mil hectáreas de regalo en tierras que él mismo elige en Guamini. Funda la Estancia La Larga –que es propiedad de los bisnietos de Roca que son Alvear.
Y Roca reestablece la esclavitud que había sido abolida en la gloriosa asamblea del año 1813.

Los avisos de los diarios de la época.

Hoy, entrega de indios a toda familia que lo requiera se le entregará un indio como peón, una china como sirvienta y un chinito como mandadero.

Hay una carta de Roca que le dice al gobernador de Tucumán que por favor no traiga más esos indios haraganes del Chaco. “Yo le voy a mandar Ranqueles y Mapuches que son muy trabajadores y pueden trabajar un montón de horas por día”.

Más de un siglo después, en 1994,  uno de los más grandes  escritores 

argentinos,  que lejos del canon y para disgusto de la academia, alcanzó

total  popularidad sin ponerle soda a su plebeya  pureza literaria, Osvaldo 

“el  gordo” Soriano: “¿Qué reclama un racista? Casi nada: que exista otro

más débil que él. Le pueden quitar todo a un valiente argentino, menos la

nacionalidad. Y si el único orgullo imperdible es ése, ¿por qué no esgrimirlo

como un mérito, como una amenaza? Fatalidad o bendición, la condición

nacional conoce una sola manera de alzarse por sobre su pequeñez: ser

propietario. Y eso es lo que no pueden lograr los indocumentados, los

colados que trabajan por cincuenta pesos y el plato de sopa. Esa gente,

que no es gente para el que la explota, sirve de ejemplo: cuanto peor le va,

más consuela a los desdichados que tienen derecho a votar.” 

Escrito  en 1994, tan propio ahora  mismo.

Entre los título de las novelas del “Gordo” Osvaldo soriano , quizás se pueda encontrar tanto nuestro epitafio como  una consigna con rumbo  a un futuro que esperamos nos contenga.

¿Triste, solitario y final …No habrá más penas ni olvido… Cuarteles de invierno …A sus plantas rendido un león…   Una sombra ya pronto serás … El ojo de la Patria?

PENSA, PENSA, PENSA…!!!