Se cumplen 26 años del fallecimiento de Niní Marshall y queremos recordarla con algunos de los hechos que la convirtieron en leyenda.

Su verdadero nombre era Marina Esther Traveso y le decían Marina. Quedó huérfana de padre a los 2 meses de edad.

Se casó joven y la adicción al juego de su marido la dejó en la calle a ella y a su pequeña hija. Así inició su búsqueda por la supervivencia. Escribía anuncios de electrodomésticos en una revista de Capital llamada Sintonía. Allí se puso su primer pseudónimo: Mitzi.

Hablaba español, francés, italiano, alemán e inglés y se dio el gusto de cantar profesionalmente en casi todas esas lenguas

Cándida, uno de sus personajes más representativos, fue inspirado en una mujer que trabajaba en su casa de la infancia. Se llamaba Francisca en realidad, pero Cándida le pareció el pseudónimo más apropiado.

La “cantante internacional” Yvonne D’Arcy fue el personaje con el que la artista debutó en radio, en 1934. Allí llegó por un casting. Y fue esa cantante quien le abrió camino a su personaje fundamental. Pipita Cano, una mujer adinerada que tenía su propio ciclo fue avanzando y mutando hasta transformarse en la perfecta Cándida.

Su primera película se llamó Mujeres que trabajan (1938) y fue también el debut de Catita en la pantalla grande. No tuvo el papel protagónico y le costó aceptar un trabajo en la pantalla. Temía perder credibilidad en la radio. Además aseguraba que se veía graciosa, pero muy fea.

Sufrió censura desde el golpe de 1943 y la situación se agravó durante el peronismo. Cada vez que alguien le llamaba la atención por sus personajes, ella se excusaba diciendo que había sido un furcio.

Murió a los 93 años, un 18 de marzo de 1996 y desde entonces el humor de nuestro país perdió un gran pilar.