Atahualpa Yupanqui, el padre del folklore argentino, acaba de cumplir años. Nació el 31 de enero de 1908 en Pergamino, Buenos Aires, donde -según él comentó alguna vez- “la pampa es al cielo al revés”. O sea que fueron 115. Habría cumplido tantos años si no se hubiera dormido para siempre –“nunca muertos, sí dormidos”, había escrito sobre los abuelos alguna vez, quizá pensando en un futuro suyo- en 1992.

Yupanqui murió en Nimes, Francia, y hoy descansa en uno de los patios de su casa en Cerro Colorado. A ese lugar en el mundo, un pequeño pueblo del norte cordobés que hoy tiene solo 200 habitantes, le escribió la famosa chacarera que aquí presenta esta nota, en versión manuscrita. ¿Tal vez el original?. Quién lo sabe.

Cerro Colorado es un hermoso enclave que tiene la guardia eterna de tres cerros, el Veladero, el Colorado y el Inti Huasi. En las paredes de estos macizos, los originarios -nadie sabe bien cuándo- dejaron testimonios pictográficos. Pinturas rupestres. Eso sí que es un tesoro.

Hoy, en lo que fue su casa funciona un museo y los fines de semana un bar que suele atender personalmente Roberto, el Coya, su hijo menor, el único que tuvo Yupanqui con Nenette, pianista canadiense de sangre francesa, hoy más reconocida que ayer, co-autora -en la música- de muchas obras emblemáticas -El alazán, Yo quiero un caballo negro, la misma Chacarera de las piedras- que dio a conocer en todo el mundo su compañero. Nenette se llamaba Antoiniette Paule Pepin Fitzpatrick. Había nacido, igual que Yupanqui, en 1908 pero se marchó al silencio antes que su marido, en noviembre de 1990. 

Atahualpa Yupanqui y Cerro Colorado