El título me saltó a la memoria luego del paso de la “Armada Brancaleone” (un grupo  improvisado de personas muy mal dirigidas o muy mal equipadas para la misión que se proponen, según el habla popular italiana).

El pasado lunes 17, dos hechos volvieron a Córdoba nacional… pero no popular.

Un manifestante amenazaba, histérica voz en cuello, con que la próxima vez (marcha) sería con sangre, causa que tiene el fiscal Raúl Garzón.

El memorial de Tosco era vandalizado, detallándose lo que para los manifestantes son los enemigos de Córdoba: Luz y Fuerza, Surbac, Suoem, Uta, Aoita.

Volviendo al titulo, del que nunca nos fuimos, corresponde decir que pertenece al escritor, ensayista, poeta y docente Diego Tatián, quien explica que esa expresión no expresa ninguna denostación. Sino mejor, una secuencia de singularidades sin orden cuyo sentido se obtiene de lo que enfrentan: un conservadurismo vuelto naturaleza que impide lo que nace y sobrevive finalmente a todo lo que se rebela.

En las páginas de su libro también se citan seis episodios que basamentan el título.

El primero da cuenta de la contratación de científicos extranjeros para impulsar la ciencia en la Argentina que realizó Sarmiento tras asumir la presidencia en 1868.

La intensa experiencia de un grupo de científicos en una ciudad de provincia, finalmente sería devorada por el embrujo conservador de esa misma ciudad.

El segundo es la historia de una tesis doctoral, la tesis de Ramón J. Cárcano, sobre la igualdad civil de los hijos adulterinos incestuosos y sacrílegos (1884), cuyo escándalo se inscribe en el contexto de la contienda entre católicos y liberales; claramente liberal, el tema de la tesis va a contramano de la impronta religiosa y jesuítica de la Universidad.

El tercero lremite a la creación de una revista de vanguardia -se llamaba Clarín- por Carlos Astrada, Saúl Taborda, Juan Filloy, y otros intelectuales de cuño reformista. Duró menos de un año.

El cuarto es a de Raúl Baron Biza, cuya vida presenta todas las condiciones para la leyenda: la militancia en el radicalismo -en tiempos en que ese partido hacía honor a su nombre- y su singular literatura le valieron la persecución, la cárcel, el deportamiento, la execración social y dos procesos por obscenidad.

El quinto La quinta historia es la de una librería y un grupo revolucionario. breve catálogo de una cultura que pudo haber sido y no fue, a no ser por un instante relámpago, nos llega como el fruto exótico de un mundo perdido en el que los libros importaban, afectaban, transformaban y, a veces, costaban la vida.

Y el sexto y último es la historia breve de un gobierno. El 11 de marzo de 1973 la fórmula del Frejuli compuesta por Ricargo Obregón Cano y Atilio López se imponía en la primera vuelta de las elecciones provinciales, y definitivamente un mes más tarde con el 54% de los sufragios, en lo que parecía ser la desembocadura institucional de un conjunto de luchas sindicales y populares que sacudían a Córdoba desde los meses finales del Onganiato. La alianza entre el peronismo revolucionario y el sindicalismo combativo iniciaba con la asunción del gobierno, el 25 de mayo del mismo año, uno de los momentos más singulares de la historia política de Córdoba.

Fue breve. La noche del 27 de febrero de 1974 un grupo armado comandado por el Teniente Coronel Antonio Navarro, entonces Jefe de Policía, desalojó a las autoridades democráticas de la Casa de Gobierno, abriendo de ese modo el período más oscuro y sangriento de la provincia. Entre otros crímenes atroces de dirigentes sociales y luchadores populares, el 16 de septiembre de ese mismo año el depuesto Vicegobernador Atilio López era acribillado con más de cien balazos. Los nueve meses de gobierno que transcurrieron entre mayo de 1973 y febrero de 1974 se presentan para Córdoba como un signo aún a ser descifrado, no obstante la profusa investigación académica y periodística acumulada desde entonces. A cuarenta años de esa intensa experiencia política que quedaría clavada en la memoria de la ciudad no obstante su brevedad, el nombre del Dr. Ricardo Obregón Cano, como el de Atilio, despiertan una compleja inspiración emancipatoria que incluyó a grandes sectores populares, cuya violenta aniquilación ha dejado una huella aciaga en la imaginación y los cuerpos de varias generaciones.

Como son hechos, no cabe la duda entre el “Si, creo” y el “Creo que si…”.

Sería justo dejarle a Diego Tatían también la rúbrica:

“Cordobesismo es su nombre reciente.”