Me lo contó Eduardo Galeano en persona y el relato difiere del que él mismo escribiera en su libro “Bocas del tiempo”, porque, según me dijo, lo oral suele ser más real que lo escrito.

En un vuelo que compartieron, Soriano le relata un cuento que estaba escribiendo por lo que Galeano mal podía conocerlo.

Resulta que el gran Gordo había formado un equipo de fútbol en el que se había puesto como “9”, licencia y ventaja de ser el autor del cuento.

Y mal podría el fútbol estar ausente de la enconada rivalidad entre pueblos vecinos que ni el más bravo de los vientos patagónicos podía aventar, sino más bien ser su más alta expresión.

En una cancha en particular, el único resultado favorable era, paradójicamente, el empate, porque la derrota es siempre deshonrosa y la victoria podía llegar hasta la muerte a manos de la eficaz barra brava local.

Todo transcurría en la más perfecta, inocua y aséptica igualdad de un cero a cero, hasta que en el minuto 89 una pelota que boyaba en el área de los dueños de casa fue empalmada por un delantero visitante ¡quien sino el “9”! y “la de gajos fue a mecerse en la red” como cronicara alguna vez un muy rocococó periodista de LV2, José “el Negro” Ademan Rodríguez.

Instantáneamente se produjo la invasión de la popu a la chacan, y cuando la manada se cernía sobre el goleador, un gigante de dos metros lo alzó en andas y lo salvó sino de la muerte, de algo parecido.

Concluyó el relato de Soriano a Galeano y podo después el avión aterrizaba en el aeropuerto de destino.

Apenas los dos pisaron tierra , desde un grupo de turistas se descerrajó hacia los dos viajeros un gigante de dos metros que alzó a Soriano hasta casi el cielo, donde seguramente ahora siga charlando con Galeano, al grito de ¡¡“Yo fui el que te salvé,. Gordo, yo fui!!

Galeano entrecerró sus ojos claros al terminar su relato y yo lo pregunté.

“Che, pero es verdad lo que me contás”

“Sí”, me dijo.

“Creo que sí…”, concluyó.

Carta de Osvaldo Soriano a Eduardo Galeano (Lee Ángel Cappa) - Sobre San Lorenzo de Almagro