Drácula está en Netflix, de los creadores de Sherlock

La idea de Steven Moffat y Mark Gatiss fue el célebre vampiro creado por Bram Stoker sea "el personaje central de su historia por primera vez". El danés Claes Bang es el protagonista.

Acaba de empezar el 2020 y ya tenemos una de las series de la temporada: 'Drácula', la nueva adaptación del legendario libro de Bram Stoker, esta vez versionado por Mark Gattis y Steven Moffat, creadores de 'Sherlock'. La BBC está detrás de la producción y Netflix se encarga de la distribución de la serie que, por ahora, cuenta con una temporada de 3 capítulos de hora y media. Estos tres episodios narran tres momentos diferentes de la vida de Drácula: . 'Las reglas de la bestia': el renacer de Drácula . 'Navío sangriento': su viaje al nuevo mundo . 'La brújula tenebrosa': la muerte de Drácula Y este último es el que más nos interesa, pero para entender el final, hay que prestar atención al resto de la serie, ya que de lo que nos habla la serie es de la deconstrucción del mito vampírico, hablando sobre sus leyendas y buscando explicaciones racionales, a través de la hermana Agatha Van Helsing.

A lo largo del segundo capítulo, descubrimos que Drácula ha mordido a la hermana Agatha y está alimentándose de ella. También se nos explica que, cada vez que bebe sangre, Drácula adquiere partes de la personalidad y de los recuerdos de su víctima, por lo que Agatha entra en su sistema.

En el tercer capítulo, Drácula se despierta en la actualidad y descubre que el linaje de los Van Helsing ha seguido hasta llegar a Zoe, una experta en vampiros, que lo atrapa. Pero, tras la huida de Drácula, Zoe decide hacer un último sacrificio: beber la sangre que le ha extraído al Conde para poder adoptar los recuerdos de su tatara tatara tía Agatha Van Helsing.

Así, dejándose poseer por los recuerdos de la hermana Agatha, se encarga de enfrentarse al Conde. Desde el comienzo de la serie, Van Helsing ha tratado de descubrir las verdades sobre los mitos vampíricos y qué es aquello a lo que tanto miedo le tiene Drácula. Y en esa confrontación final, lo descubre:

. No puede mirarse en los espejos porque odia la imagen que ve en ellos: su imagen real, decrépita y moribunda.

. Odia el símbolo de la cruz porque le recuerda a Jesucristo, un hombre que fue capaz de morir por sus pecados, mientras que Drácula lo único que busca es mantenerse inmortal.

. Teme a la luz porque es lo que se ha unido al mito vampírico desde hace siglos (pero realmente, en la novela de Bram Stoker, Drácula está mucho tiempo bajo el sol sin que le pase nada).

Así, Zoe/Agatha concluye que lo que realmente teme Drácula es a la muerte, y al coraje que necesita uno para enfrentarse a ella. Drácula, al descubrir su debilidad, y darse cuenta que ni siquiera la luz le daña, se acerca a Zoe y la muerde, bebiendo su sangre, en un acto de misericordia increíble ya que, al comienzo del capítulo, se muestra que Zoe tiene cáncer y que esa sangre es mortal para Drácula.

Finalmente, Drácula muerde a Zoe salvándola del sufrimiento (cuando un vampiro muerde, te hipnotiza y te 'transporta' a un lugar más feliz, sin dolor, como anestesiándote); y este finalmente se enfrenta a la muerte, suicidándose, ya que es consciente de que, mordiendo a Zoe, morirá al tener su sangre envenenada.