Vamos a alertar a los lectores. Nada de lo que aquí van a leer es una verdad irrefutable, y ciertamente no pretende serlo. Es una defensa plagada de intereses personales de esta periodista que no puede más que ser leída sesgadamente. Es una proclama personal a favor de todas las personas que hacen, escriben o suscriben a esto que etiquetamos de "Periodismo de espectáculos" y que aún hoy, sigue siendo minimizado dentro del ecosistema de profesionales de la comunicación.

El día del periodista reconoce valores como la verdad, la libertad de expresión, la necesidad de la información como servicio a la comunidad. Al periodismo se lo asocia con la política, la economía, la sociedad. Se habla del periodismo de investigación como periodismo científico, policial, de negocios. El análisis se reserva para esas temáticas y los editoriales siguen la misma línea. Hasta el periodismo deportivo goza de un mejor posicionamiento en el podio de las ramas que esta profesión abarca y basta con ver, que en Córdoba existe la carrera de Periodismo deportivo, pero no la de Periodismo de espectáculos. 

El periodismo de espectáculos, el cultural o de entretenimiento, quedó relegado a las esferas de pseudeperiodismo, al "periodismo rosa" (categorización doblemente estigmatizante) y muchas veces ni si quiera es considerado periodismo. Y aunque puede responder a muchos factores, en su mayoría es porque en algún punto, se lo asocia al periodismo de chimentos y a éste último, con los aspectos más frívolos de la cultura.

Por suerte, hay muchas cosas que están cambiando y el periodismo de espectáculos, la gestión cultural y la especialización de esta rama del periodismo fueron evolucionando, y son muchos los comunicadores que deciden abordarla con responsabilidad y ánimos de difusión cultural. 

Es periodismo de espectáculos escuchar, ver, analizar y disfrutar de talentos locales y ser parte de ese empujón necesario para la difusión de su arte.

Es también periodismo de espectáculos ser canal para la democratización de la cultura, esa que es parte imprescindible de una sociedad y que provee a sus habitantes de herramientas sensibles y tangibles para desarrollar su pensamiento.

Es periodismo de espectáculos presentar y opinar sobre construcciones artísticas para que sea el público quien adhiera o discuta sobre sus críticas, siempre partiendo de una búsqueda de despertar emociones, conmover o impactar.

Es periodismo de espectáculos tratar con respeto las creaciones artísticas y entender cuando son fruto de un trabajo a consciencia, con errores y aciertos y cuando no. 

Es periodismo de espectáculos también, ser galería y vidriera, y eso no puede ser más noble.

Es el periodismo de espectáculos parte del periodismo y por lo tanto está atado a las mismas responsabilidades y deberes comunicacionales que aquellas categorizaciones de la profesión que gozan de "mejor prensa".

Pero quizás lo mejor del periodismo de espectáculos, es que en la mayoría de sus contenidos, el periodista es capaz de empaparse de creaciones hermosas, es protagonista de hechos y actos artísticos como ningún otro periodista y entendiendo al arte a lo Picasso, como una forma de acercarse a la verdad, el periodista de espectáculos alcanza verdades perfeccionadas y las protagoniza.

Quizás en este último punto las mezquindades humanas son sólo una coraza a los celos profesionales, porque el periodista de espectáculos disfruta verdaderamente de lo que habla.

Asociado al ocio, al placer, el arte y el espectáculo terminan siendo la cara más agradable del periodismo; y en un mundo de supremacía política, qué mejor que dedicarse al periodismo de espectáculos, en el que el acercamiento a la verdad, también mentiroso, es al menos hermoso.

¡Feliz día del periodista a todos los colegas que hacen periodismo de espectáculos!