Tras más de 6 años de ausencia en nuestra ciudad, Catupecu Machu hizo una doble presentación en Club Paraguay el viernes 30 de junio y el sábado 1 de julio. Ambas fechas, agotadas. 

Emoción, adrenalina, ansiedad, eran algunas de las sensaciones que ya se vivían en la fila, antes del ingreso de Marcelo T. De Alvear.

Niños, adolescentes, jóvenes y adultos -muchos de ellos seguidores desde los inicios y que manifestaron sentir que habían vuelto a sus 20 años- se congregaron en una ceremonia que tuvo, como condimento principal, la potencia característica de la banda nacida en Villa Luro y hoy formada por Fernando Ruiz Díaz (voz y guitarra), Charlie Noguera (bajo), Miguel “Abril” Sosa (batería) y Julián Gondell (batería).

Charlie Noguera. Foto: Yanina Babiachuk
Charlie Noguera. Foto: Yanina Babiachuk

La primera jornada se percibió un ofuscado Ruiz Diaz que, según señaló la noche del sábado, parecía una “noche irremontable”. Es que algunos episodios lo sacaron de eje al comienzo del show: una “platea fija” de señoritas al lado del escenario, alguna imperfección en el sonido y el cable de su micrófono detonaron algunas ráfagas de ira sobre el escenario que luego menguaron hasta llegar al disfrute.

Sin embargo nada impidió el goce de los asistentes que, desde el primer tema (Óxido en el aire) hasta el último (Dale!), bailaron e hicieron pogo al ritmo de una de las bandas más poderosas del país.

La energía de la segunda noche fue distinta: un Fernando cómodo y exultante pisó el escenario como si fuera su casa. Lo demostró y lo exteriorizó: “Todos los años hay que hacer, al menos, una fecha en Club Paraguay”.

Del Instagram de clubparaguay

Setlist inmejorable

Ambas noches compartieron similar lista de canciones que se extendieron por dos horas exactas. Un hit tras otro. 

El inicio lo daba Óxido en el aire seguido por Y lo que quiero es que pises sin el suelo. 

La emoción se hacía presente con Perfectos Cromosomas para dar lugar a Secretos Pasadizos. El setlist continuaba con el cover de Massacre, Plab B, donde Fernando evocó a su hermano Gabriel, bajista y fundador de la banda que, tras un accidente de tránsito en el 2006 falleció a los 45 años en enero del 2021.

“Y cuando faltas, Gabi, me haces falta”, entonaba emocionado. 

Las melodías continuaron por Puedes, Grandes esperanzas, Metrópolis nueva y En Los sueños 

Fernando Ruiz Díaz. Foto: Yanina Babiachuk
Fernando Ruiz Díaz. Foto: Yanina Babiachuk

En la mitad de la noche se genera una pausa: Fernando elige un tema para tocar, solo, con su guitarra. El viernes fue Cuadros dentro de cuadros; el sábado, Musas. 

Esa sesión intimista da la bienvenida a Miguel “Abril” Sosa, baterista de los tres primeros discos de Catupecu que se reincorporó en el 2022, cuando la agrupación anunció su regreso. 

Con anécdotas, besos, abrazos y la promesa de “no separarse más”, los acordes de Entero o a pedazos empiezan a flotar en el aire en un dúo de guitarras.

“Es loco estar con Abril acá de vuelta, ¿no?”, dice Fernando y evocó -en ambos shows- el evento organizado por radio La Rocka en el Teatro Griego que los trajo por primera vez a Córdoba, en 1996 donde, con un Abril de 14 años, tocaron con Los Visitantes y Los Brujos.

VER: Catupecu Machu en Córdoba: el regreso de una leyenda

Es que, además, Córdoba es un lugar especial para la banda. Dominga, la madre de los Ruiz Díaz, es de Córdoba así como también el padrino de Lila, hija de Fernando. 

Otro paréntesis se genera antes de cantar “Fui semilla alguna vez enterrada viva... Y puedo ser la pura sabia y florecerlo”, para rememorar los nacimientos de los hijos de la banda. Lila (hija de Fernando) y Nilo (hijo de Abril) fueron nombrados en varios momentos de las dos noches. Particularmente, Nilo estuvo presente en el show del sábado. 

Tweet de Yanina Babiachuk

Gondell dejó la batería para tomar la guitarra en Hechizo (canción de los Héroes del Silencio) y en Origen extremo. Es en este tema (primero corte de difusión de Cuadros dentro de Cuadros) donde, también, la “bestia” Noguera pausa el bajo para darle rienda suelta a sus dedos sobre la Mac ubicada en un atril a la derecha del escenario.

Julián Gondell y Fernando Ruiz Díaz, en Hechizo. Foto: Yanina Babiachuk.
Julián Gondell y Fernando Ruiz Díaz, en Hechizo. Foto: Yanina Babiachuk.

Confusión; Acaba el fin y un increíble instrumental de baterías donde Gondell y Sosa se lucen como dos verdaderos “animales”, según Fernando. 

Metrópolis nueva, Eso Vive, A veces vuelvo, Magia Veneno y Dale! Fueron la frutilla explosiva del postre. 

Del Instagram de catupecumachuoficial

Ambas noches, del lado izquierdo del escenario, Gondell y Sosa fueron los que estuvieron, literal, más cerca del público: se arrojaron desde el escenario, y hasta el fondo del lugar, pasando de mano en mano, haciendo mosh.

Tweet de Yanina Babiachuk

En la última noche, vaso en mano, Fernando comentó que estaba bebiendo un brebaje que contenía aperitivo, fernet y soda. Fue ese el disparador para hablar de música de cuarteto que le gustaba: Ke Personajes, Q' Lokura, La Barra y La Mona, fueron los mencionados para entonar a continuación una moderna versión de Quién se ha tomado todo el vino.

El agradecimiento en cada momento del show, las demostraciones de afecto entre los integrantes de la banda, la potencia intacta en cada acorde y la movilización que generan en cada uno de los espectadores demuestra, una vez más, que la leyenda regresó. Volvieron para quedarse.