Dicen los que saben, decimos los que no, que suele ocurrir que en el último trimestre aparece la que a la postre resulta la película del año, a la inversa de la película de la política argentina.

Tal cosa ha ocurrido con “El irlandés”, postre, entrada y plato principal,   colmada de elogios no sólo por prestigiosos comentaristas y críticos, sino hasta por colegas del gran Martin Scorcese.

Antes que nada, tienden a ennumerar las que según todos ellos son los mejores trabajos del yanqui a los que han ordenado cronológicamente: “Malas calles” (1973) “Taxi driver” (1976), “Toro salvaje” (1980), “El rey de la comedia” (1982), “La última tentación de Cristo” (1988),  “Buenos muchachos” (1990),  “La edad de la inocencia” (1993)  “Infiltrados“ (2006),  “El lobo de Wall Street” (2013), hasta llegar al tal irlandés de este fin de año.

Lejos de la enumeración y cerca de la apreciación (y de la admiración) estas son algunas pinceladas del colega de Scorcese, Guillermo del Toro, dos veces ganador del Oscar por mejor peli y dirección en “La forma del agua”. Para concluir con que es “una obra maestra”.

“La película tiene el sentimiento inexorable de una crucifixión, desde el punto de vista de Judas. Cada estación de la cruz está impregnada de humor y un sentido de banalidad y futilidad. Los personajes se presentan con sus epitafios emergentes superpuestos en la pantalla: “Así es como mueren”.

“Creo que se gana mucho si hacemos una referencia cruzada de nuestras transgresiones con cómo nos sentiremos en los últimos tres minutos de nuestra vida, cuando todo quede claro: recordamos nuestras traiciones, nuestras gracias salvadoras y nuestra insignificancia final. Esta película me dio ese sentimiento”.

Tres líneas para resumir tres horas y pico de proyección sin intención de spoilear (uno de los últimos desgraciados neologismos que no son sino mera y burda castellanización sin sentido): la peli narra una historia de mafia basada en hechos reales que narra a través de la memoria del irlandés Frank Sheeran, los movimientos mafiosos liderados por Russell Bufalino y la desaparición del líder sindical Jimmy Hoffa. que permanece en ese “estado” en que lo colocó…..¿ (don´t spoil)?...  hasta hoy… “Hoffa en los´50 eran tan popular como Elvis, pero en los ´60 era más popular que Los Beatles”, se decía.

Un De Niro monumental al que el interminable Joe Pesci (Scorcese lo rescató de 20 años de ausencia de las pantallas) y el tan personal Al Pacino (cuarteto de italo-estadounidenses con el dire) acompañan soberanamente, pero acompañan…en un fresco donde de fondo y no tanto (en perspectiva, que no en hondura) de la sociedad yanqui de mediados del siglo pasado, asesinato de Kennedy incluido. 

La unanimidad sobre la excelencia de la peli sólo se bifurca cuando toca decidir donde verla: unos colocan a la pantalla grande como excluyente, otros aseguran que Netflix es más confortable.

Si tan poderosa obra pudiera ser confortable…(si no, mirá el video)