En abril de este año, en Tenerife (España), Tomás Gimeno retiró a sus dos hijas para ir a cenar. A las 21.00 hs debía traer de vuelta a Olivia (6) y Anna (1) a la casa de su ex esposa Beatriz Zimmerman, pero nunca regresó.

Le comunicó a su ex que nunca más volvería a ver a las niñas.

La policía empezó a buscar a las menores y a Gimeno, investigando la posibilidad de que se tratara de un secuestro. Pero entonces hallaron el cuerpo de Olivia en el fondo del mar.

Anna y su padre aún no han sido hallados pero se supone que Gimeno mató a las dos niñas y luego se suicidó.

Este hecho llevó a los titulares de casi todos los medios el tema de la violencia vicaria, un concepto relativamente nuevo dentro de la temática de género.

Violencia vicaria

El término fue acuñado en 2012 por Sonia Vaccaro, una psicóloga argentina especializada en victimología, que ha desarrollado su trabajo en España, orientado a las víctimas de violencia machista. Además fue incluido en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, firmado en España en 2017.

La violencia vicaria o “por sustitución”, es un tipo de violencia ejercida por un padre maltratador para causar daño a una madre coaccionando a sus hijos, sean o no descendientes en común.

El ataque del padre sobre los niños puede llegar al extremo de acabar con la vida de ellos.

Debemos tener en claro que el fin último de esa violencia es la mujer y se acentúa, secuencialmente, cuando la mujer plantea la separación, cuando se produce el divorcio y, finalmente, cuando la mujer forma una nueva pareja.

La violencia vicaria se da cuando esas mujeres se separan de un hombre violento, lo denuncian  por violencia y obtienen una orden de restricción y de alejamiento. Sin embargo la justicia permite que este hombre siga viendo a sus hijos e incluso pueden otorgarle una custodia compartida.

Así se le da la posibilidad de seguir maltratando a su ex pareja utilizando a sus hijos extorsivamente.

El  problema radica en que la justicia disocia el rol de marido violento con el de padre.

Estos individuos comienzan amenazando a sus ex parejas con quitarles los hijos y luego algunos llegan a la amenaza de muerte.

En ambas situaciones vemos que consideran a sus hijos como objetos que se negocian en una transacción.

El documental

El 13 de agosto de 2018, Shanann Watts y sus dos hijas Bella y Celeste, de 4 y 3 años respectivamente, desaparecieron de su casa de la localidad de Frederick, al norte de Denver, en el estado de Colorado. Poco tiempo después, el marido de Shanann y padre de las dos niñas, Christopher Watts, confesó que las había asesinado.

En la pantalla de Netflix podemos ver el documental El Caso Watts: el padre homicida. La documentalista Jenny Popplewell reconstruye magistralmente las circunstancias que rodearon al crimen.

American Murder: The Family Next Door | Official Trailer | Netflix

Estadísticas

A raíz del crimen de Tenerife se han expandido en redes mensajes que dicen que en España las mujeres son las responsables del “70% de filicidios”, los asesinatos de hijos a manos de sus padres.

El origen de la información surge de dos fuentes en España: un artículo de un medio digital especializado en derecho que incluye gráficos y cita “datos del INE (Instituto Nacional de estadística), fuentes periodísticas” sobre homicidios de niños en España de 2013 a 2017, y una noticia de un diario nacional de España.

Una investigación de RTVE afirma que dicha información es falsa y afirman que desde el Instituto Nacional de Estadística (INE) y el Ministerio del Interior han manifestado que el dato no corresponde a ninguna cifra oficial.

En realidad recién en 2013 comenzaron en ese país las estadísticas oficiales sobre las violencias de género. Desde ese año, han sido asesinados 41 niños a raíz de lo que se conoce como “violencia vicaria”.

Cabe reiterar que la definición de violencia vicaria incluye crímenes cometidos dentro de la perspectiva de género y son por venganza y para generar maltrato.

Son numerosas las publicaciones que buscan confundir sobre la participación de hombres y mujeres en el asesinato de sus hijos.

Claramente los medios que defienden la cultura patriarcal busca cubrir la huella de los crímenes cometidos por varones que responden a la heteronorma.

Estos medios encubren la estructura que genera la violencia que se cobra como víctimas a mujeres, niños y otras poblaciones vulnerables.

Decir que intentan tapar el sol con la mano suena demasiado naif

Violencia vicaria: Matar para castigar