Mafalda sería hoy quizás una detractora de las redes sociales y Whatsapp. O quizás no. Sería una fan del reguetón o una enemiga confesa. Tampoco lo sabemos. Mafalda podría haber puesto en sencillas líneas la definición de grieta política y casi en un 100% de probabilidades, estaría en contra de la guerra de Rusia y Ucrania. A su globo terráqueo le dolería bastante Ucrania.

Todos son supuestos, pero quienes siguieron la tira a lo largo de sus doce tomos, pueden sentir hoy que conocen al personaje y su forma de pensar. Eso hace que la adivinación tenga cierto rasgo de rigor científico.

Mafalda nació el 15 de marzo de 1962. O al menos eso dicen algunos. Y como su nombre es grande, la celebración de su nacimiento tenía que ser doble. No fue pensada para ser lo que luego fue. Comenzó como doce tiras para una marca de electrodomésticos, que no llegaron a publicarse, pero la idea estaba prendida en la cabeza de Quino en ese marzo de 1962. Desde entonces nada pudo frenar lo que esta niña, hija de un matrimonio de clase trabajadora de un barrio porteño, tenía para decir. Pero fue un 29 de septiembre de 1964 que la tira llegó al diario Primera Plana. El resto, es historia conocida.

Pensada, dibujada y escrita por Quino, Mafalda fue traducida a 26 idiomas y aún hoy es un símbolo de paz, libertad, democracia e infancia.

La hermana de Guille, amiga de Manolito, Susanita, Felipe, Miguelito y Libertad, fue fan de Los Beatles, quería convertirse en traductora de la ONU para frenar conflictos bélicos, romper con estereotipos femeninos y hasta podría decirse que fue una feminista. Su auge fue en la década de los 60 y 70, así que fue testigo presencial de años fundamentales para la historia reciente de nuestro país. Capaz de alzar su voz -y su dedo- contra las injusticias, se convirtió en un símbolo: a favor de la paz y en contra de la sopa.

Quino no llegó al aniversario 60 de su personaje más significativo, pero su espíritu -bastante parecido al de esa niña inteligente- es parte del inconsciente colectivo y termina siendo material de consulta obligado cuando queremos entender la realidad de nuestro país y del mundo en décadas pasadas. En esa consulta es imposible no darse cuenta de que somos bastante parecidos.

Hay homenajes a Mafalda en todos lados. Desde las diferentes esculturas que la recuerdan en el país y el mundo, los libros que aún siguen publicándose y cuentan de a miles las ediciones y por supuesto las anécdotas que surgen de su recuerdo. También hay homenajes hacia su autor, el mendocino Joaquín Salvador Lavado Tejón, que vivió el exilio, la persecución ideológica y que supo canalizar tan bien el humor y la política amalgamada por la mirada de una infancia inocente.

Hoy, a los 60 de la niña que hasta su tortuga decidió editorializar bajo el nombre de Burocracia, está cumpliendo seis décadas, y nada mejor que sus palabras para celebrar.

"Si vivir es durar, prefiero una canción de los Beatles a un long play de los Boston Pops."