Las cifras oficiales muestran que cerca de 169.000 jóvenes fueron capturados en los últimos siete meses después de cruzar la frontera de México a la de EE.UU. , una media de 800 al día. Más de la mitad tiene 12 años o menos. Los menores representan casi el 37% de las travesías, una proporción también creciente.

"Nunca hemos visto nada igual", dijo John Sandweg, quien fue director de la agencia de inmigración del gobierno de Barack Obama . La presencia de los niños obstaculizó el esquema montado en los últimos años por el Congreso y la Casa Blanca para capturar y deportar inmigrantes rápidamente. Hoy las escenas en la frontera que envuelven a niños son surrealistas: un niño capturado vistiendo un traje de Tortuga Ninja, una niña con una muñeca rosa y agentes de frontera alimentando a bebés.

Los inmigrantes dicen que entran en EEUU porque la sequía está destruyendo sus cosechas, no pueden pagar sus cuentas o sus niños son amenazados por delincuentes. En Yuma, Arizona, las familias comenzaron a entrar en gran cantidad. Como desesperada respuesta, en marzo se montó un refugio en un centro comercial, asumiendo que sería temporal. Al principio eran 50 personas. Después, 150. Hoy, los números se duplican con cada semana que pasa.

Las iglesias emitieron llamados urgentes por pañales, leche en polvo, libros para colorear y lápices de cera. Fueron convocados voluntarios desde Washington. El alcalde de Yuma, que se opone a la inmigración ilegal, declaró urgencia e imploró que la Casa Blanca ayudara, porque el flujo de personas era diferente de todo lo que la ciudad ha visto. "No estoy interesado en ver familias desamparadas y hambrientas vagando por la ciudad", dijo el alcalde republicano, Douglas Nicholls.

En Yuma, la mitad de las detenciones este año fueron niños y niñas, el mayor porcentaje de Estados Unidos. Los inmigrantes llegan polvorientos y exhaustos, diciendo que es más fácil que nunca entrar en los Estados Unidos. Como los menores no pueden quedar detenidos por mucho tiempo, ellos llevan a los niños y se entregan, para que la familia sea liberada después o enviada a un refugio. "Quiero estudiar", dijo César González, de 13 años, de Guatemala. "Después, podré trabajar para ayudar a mi padre."

Las familias se dirigen cada vez más al Desierto de Arizona, porque perciben que el foco del gobierno es la frontera de Texas. Además, el Estado tiene menos lugares de detención, lo que significa que les liberarán más rápidamente.