Desde que dejó el tenis profesional en 1996, Gabriela Sabatini eligió una vida lejos de los primeros planos.

Y aunque conserva intactos su prestigio y carisma -la respetan y la quieren en todos lados-, disfruta de los cotidianos placeres del bajo perfil: viajar sin la presión que le imponía la competencia, dejarse tentar por el café de algún bar porteño de culto, caminar por una ciudad como una turista más.

Gabriela, que llegó a ser la número 3 del ranking WTA, vive entre Suiza y Miami, y aprovecha sus largas estadías en Europa para hacer las dos cosas que más la apasionan: practicar ciclismo -en los Alpes encontró el lugar perfecto para entrenar- y navegar bajo el sol del Mediterráneo.

En esta ocasión, su destino fueron las islas Baleares, adonde llegó con Luján Grisolía, su amiga inseparable, dispuestas a regalarse varios días de playa, sol y paseos en barco con amigos. Y apenas se asomó en la cubierta del crucero Lumi, enfundada en un bikini, Gaby causó sensación con su cuerpazo escultural.

Fuente: Revista Hola