En 2015 circuló profusamente un informe que puso a China, Indonesia y Filipinas como las tres principales naciones contaminantes de los océanos del mundo, seguidas de Tailandia y Vietnam. La afirmación se fundaba en sólidas evidencias físicas y desde entonces se citó este trabajo innumerables veces.

Resultaba paradójico (o un contrasentido) que naciones con estándares de consumo de plásticos muy por debajo de los grandes consumidores del mundo, fueran responsable de una contaminación que afecta a toda la población del planeta.

Pero que un plástico llegue al océano desde un río en China, no necesariamente hace a este país responsable de esa contaminación: la investigación pasó por alto el papel de los territorios industrializados como Estados Unidos, Japón y Europa en la sobreproducción de plástico y las exportaciones de residuos a los países en desarrollo, un fenómeno que aún tiene nefastas consecuencias en América Latina.

Por eso Ocean Conservancy, ONG defensora del medio ambiente con sede en Estados Unidos y responsable del recordado estudio, acordó el miércoles una "acción restauradora" para corregir las narrativas falsas establecidas por aquel informe de hace siete años, que ponía como principales villanos de la contaminación oceánica a estos cinco países asiáticos.

Un poco de historia

Desde finales del siglo pasado China resultaba el principal importador de desechos del mundo y Estados Unidos, Europa y Japón, eran sus principales proveedores. Se estableció entonces una mecánica en la que el material comercializado tenía aún residuos plásticos y otros reciclables que no eran separados en sus países de origen porque resultaba antieconómico su aprovechamiento en países con altos salarios.

Se trataba, en los hechos, de basura, pero la expansión China demandaba de materias primas y los países de la región se plegaron al esquema comercial para abastecer la demanda del gigante asiático.

China mejoró su propio esquema de recuperación de residuos y en 2018 decidió dejar de ser el “basurero del mundo": de un plumazo prohibió las importaciones de estos desechos que desde entonces buscaron nuevos destinos, siempre en naciones de escasos recursos, en dónde la monumental montaña de residuos que no se puede recuperar, termina en basurales a cielo abierto y de allí, a los ríos. Y de allí a los océanos.

Claro, estos envíos van en contra de la Convención de Basilea, un tratado internacional que protege a los países en desarrollo del vertido ilegal de desechos peligrosos y otros desechos del mundo desarrollado. Pero el primer mundo algo debe hacer con sus residuos y los tratados no son obstáculo suficiente si las soluciones propuestas implican disminuir la rentabilidad de las empresas, responsables en última instancia de la contaminación.

La retratacción pública

“Creamos una narrativa sobre quién es responsable de la crisis de contaminación por plástico en los océanos, que no reconoció el papel descomunal que los países desarrollados, especialmente Estados Unidos, han desempeñado y siguen desempeñando en la generación y exportación de desechos plásticos a esta misma región” dijo Ocean Conservancy en un comunicado que recoge un artículo del portal ambiental Eco Business.

La exportación de basura textil desde Estados Unidos ha creado el basurero de ropa más grande del mundo en el desierto de Atacama. Imagen: diarioantofagasta.cl
La exportación de basura textil desde Estados Unidos ha creado el basurero de ropa más grande del mundo en el desierto de Atacama. Imagen: diarioantofagasta.cl

“Pedimos disculpas por el marco de este informe y rescindimos inequívocamente cualquier respaldo directo o indirecto de la incineración como una solución a la contaminación plástica del océano” dice también la disculpa pública.

La organización sin fines de lucro norteamericana también se comprometió a priorizar las políticas de reducción del consumo de plásticos, trasladando recursos a soluciones sin desperdicio y enfatizando en la necesidad de priorizar el reciclado por sobre la conversión de residuos en energía (WTE) y el reciclaje químico.

Colonialismo de los residuos

Froilan Grate, coordinador  en la región Asia Pacífico de la Alianza Global para las Alternativas a la Incineración (GAIA por sus siglas en inlgés) define como “Colonialismo de los Desechos” a este proceso mediante el cual los países desarrollados ejercen dominio sobre países pobres a través de las exportaciones de desechos de todo tipo, dejando a los receptores, casi siempre mal equipados para lidiar con los desechos, toda la afectación sobre sus comunidades y el medio ambiente local.

Christie Keith, coordinadora internacional de GAIA, agrega en el mencionado artículo que la responsabilidad de la crisis de los desechos plásticos también recae en las corporaciones que fabrican y expulsan cantidades cada vez mayores de plásticos.

Basura de gigantes

Las gigantes Coca-Cola, Pepsico y Unilever surgieron como los mayores contaminantes plásticos del mundo según una encuesta anual de desechos plásticos que se encuentran en las calles de las ciudades, parques, bosques, playas y zonas costeras de todo el mundo.

Coca-Cola y Pepsico han encabezado el ranking en esta auditoría mundial de contaminantes plásticos  durante cuatro años consecutivos, pero en la última edición fue la primera vez que Unilever obtuvo el tercer puesto.

Coca-Cola, cuyos desechos plásticos suman más que los de Pepsico y Unilever combinados, se comprometió a recolectar una botella por cada una vendida para 2030.  Pepsico prometió reducir a la mitad su uso de plástico virgen para 2030, mientras que Unilever hizo la promesa de lograr lo mismo para 2025.