Después de muchos años de trabajar para el sector petrolero, observando  una formidable protesta de la organización Extinction Rebellion, Caroline Dennett prestó atención a uno de los carteles de los manifestantes: “se buscan personas con información privilegiada”. La consultora de seguridad estaba viendo un video en el que la protesta copó el interior de la sede de la multinacional Shell en abril. Desde siempre las organizaciones convocan a los empleados a sumarse a la causa del ambiente.

Probablemente esa haya sido la “gota que rebalsó el vaso”. Hace pocos días, Dennett, que dirige la agencia de consultoría independiente Clout, publicó un video sencillo pero impactante, en el que renuncia a sus tareas con la petrolera después de 11 años de relación comercial. 

Dennett habla sobre Shell - Traducción al español - XR

También envió un correo electrónico a 1.400 empleados de Shell y acusó al gigante de más de 200 mil millones de dólares de causar "daños extremos" al medio ambiente y de tener "desprecio por los riesgos del cambio climático".

Argumenta que Shell no tiene intención de liquidar su negocio de combustibles fósiles contaminantes e instó a sus empleados a “irse mientras todavía hay tiempo”. Reconoce claro, que ella tiene el “privilegio” de poder tomar la decisión de cortar los lazos, algo que muchos de los empleados, asume, no pueden hacer.

En una comunicación con el periódico inglés The Guardian, dice que el apoyo a su decisión ha llegado de clientes y personas de todo el mundo. Es posible que su causa se haya visto favorecida por el hecho de que Shell, igual que el resto de las compañías del sector, obtuvo enormes ganancias de la crisis energética, lo que afectó su imagen pública y alimentó los pedidos de un impuesto sobre las ganancias inesperadas, que ahora se introducen o discuten en buena parte del mundo.

El video de la renuncia de Dennett fue la culminación de una creciente sensación de inquietud al trabajar con la compañía de 115 años. Su relación con Shell comenzó después del desastre de Deepwater Horizon de BP cuando la industria se esforzaba por endurecer los procedimientos de seguridad.

Estudió las lecciones del Golfo de México y otras tragedias, incluidos malos traspasos y presiones para implementar alternativas de menor costo y seguridad. Su agencia luego diseñó una encuesta a medida para trabajadores de primera línea, gerentes y contratistas. Desde entonces, su trabajo la ha llevado desde una antigua planta de gas en Jumping Pound en Alberta, Canadá, hasta Qatar y Trinidad.
Sus estudios en profundidad cuestionan a los empleados sobre los procesos de seguridad, su capacitación, recursos y si los gerentes confían en que se les asigne responsabilidad. Ha completado diversos estudios de gran magnitud para Shell, así como para otros clientes en petróleo y gas e industrias no conectadas.

Al mismo tiempo, Dennett se involucró cada vez más en el activismo climático. Parte de su tiempo estuvo dedicada a charlas en los consejos y escuelas de su comunidad en Dorset, liderando debates y fomentando la acción local, como la instalación de paneles solares en los ayuntamientos.

“Me encontraba pidiendo a los ayuntamientos que sacaran su dinero de los combustibles fósiles, pero luego admitía que trabajaba para esas industrias. Todos somos hipócritas hasta cierto punto, pero esto empezaba a parecer ridículo”, dijo en la mencionada entrevista.
“Lo que queda claro al trabajar con los empleados de primera línea en Shell es que internamente no se habla del ‘cero neto’. Simplemente nunca surge donde aparecen cuestiones como la seguridad y las tensiones con las comunidades locales”, dice.

El impacto directo de la renuncia de Dennett se subrayó el día después de la publicación del video: en la reunión anual de accionistas de la compañía en el Methodist Central Hall de Londres, los manifestantes de Extinction Rebellion tocaron tambores y gritaron: “La cáscara debe caer” mientras la gente copaba la sala del directorio. Es un juego de palabras: shell en inglés puede traducirse por cáscara.

En el interior, los manifestantes retrasaron la reunión casi tres horas gritando y cantando "te vamos a parar" con la melodía del éxito de Queen de 1977 We Will Rock You. El equipo ejecutivo se quedó quieto, con cara de piedra, observando mientras el presidente, Sir Andrew Mackenzie, intentaba aplacar a los manifestantes. "Fue increíble. Cantando en el mismísimo Directorio. No se puede obtener una acción directa no violenta más efectiva que esa”, dice Dennett.

Su decisión de desairar a Shell tiene un precio: "alrededor del 60%-70% de mi negocio", admite. También existe la posibilidad de acciones legales por parte de Shell. Pero deja flotando la cuestión de cuánto cinismo más se puede tolerar de las gigantes petroleras