La Comisión Europea inició en abril un proceso que puede concluir con la restricción del uso de miles de sustancias químicas que hoy son de uso común y que algunos estudios científicos relacionan con problemas de salud y para el medio ambiente.

La hoja de ruta que publicó Bruselas proporciona “información detallada sobre todos los trabajos en curso sobre las futuras restricciones”, según informó oficialmente la Comisión. Incluye un listado con las familias de sustancias que pueden resultar afectadas por los vetos y el calendario para arrancar el proceso para su prohibición, algo que tendrá que ser acordado con los Estados miembros de la Unión Europea (UE) y respaldado por la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA, por sus siglas en inglés).

Este documento forma parte del desarrollo de la estrategia europea sobre productos químicos, donde ya se estableció como objetivo básico la “eliminación progresiva en juguetes, artículos de puericultura, cosméticos, detergentes, materiales en contacto con alimentos y textiles, de las sustancias más nocivas”, entre las que Bruselas cita los disruptores endocrinos, sustancias químicas que afectan los sistemas inmunitario y respiratorio, y los perfluoroalquilos (PFAS), por citar ejemplos de sustancias con las que el público está en contacto inadvertidamente. 

Como ocurre siempre en estos casos, los documentos europeos que impactan directamente sobre la actividad industrial tiene una salvedad para el veto: “A menos que se demuestre que su uso es esencial para la sociedad”. Es difícil asumir que existan sustancias tóxicas, venenos o carcinógenos "esenciales" para la sociedad, pero este parece ser el sentido común dominante si el veneno hace a un circuito económico relevante. 

Ni la Comisión en su comunicado ni el propio documento oficial aclaran el número concreto de sustancias que se verán afectadas o que se incluyen finalmente en la hoja de ruta.
En el documento publicado se hace referencia a familias de químicos, como los bisfenoles, que se emplean en la fabricación de plásticos y de la que forman parte cientos de compuestos diferentes. Como primera referencia, son casi 100 las familias incluídas en la revisión.

La Oficina Europea del Medio Ambiente, una federación de organizaciones ecologistas conocida por sus siglas en inglés EEB, estima que en total entre 5.000 y 7.000 sustancias se verían afectadas por la hoja de ruta que se ha publicado este lunes. Esta organización ha calificado el paso dado por Bruselas como "la gran desintoxicación” y considera que no existe un precedente similar en ningún lugar del mundo.

Es que muchas de las sustancias incluidas en esta hoja de ruta están presentes en productos de uso común, por lo que su restricción supondrá cambios importantes que tienen en alerta a la industria europea, que deberá adecuarse a los cambios que se dispongan. En el resto del mundo, incluido naturalmente nuestro país, ponen las barbas en remojo. Prohibiciones similares ya se están discutiendo o se comenzarán a discutir en breve porque la evidencia acumulada contra el uso de estas substancias es abrumadora.

Implicancias de la Hoja de Ruta

La hoja de ruta “será la piedra angular de la planificación plurianual” para las restricciones de sustancias químicas e incluye un calendario de aplicación. Que se incluya una sustancia o una familia en el listado no implica su prohibición directa. Lo que hará la Comisión en los próximos años es encomendar a la ECHA que estudie el veto a esa familia de químicos. Luego la ECHA, agencia que depende de Bruselas, elaborará un informe técnico con su propuesta sobre ese grupo de químicos y, por último, serán los Estados miembros los que deban decidir si se prohíbe y para qué usos.

Algunos de los compuestos que se incluyen en el documento difundido este lunes ya están prohibidos o se tendrán que dejar de usar en breve, pero EEB sostiene que sobre la inmensa mayoría no existen restricciones en estos momentos. “Esta hoja de ruta es un primer paso hacia la eliminación total, lo que va a suponer una transformación radical de la industria”, sostiene Tatiana Santos, experta de EEB. El proceso de prohibición de las sustancias químicas de la lista comenzará en un plazo de dos años.

Revolución en la industria

Entre las familias de químicos que se incluyen están los PVC — una de las familias de plásticos de usos más extendidos, desde los cables y mangueras hasta objetos domésticos— y los retardantes de llama. Si finalmente son vetados se producirá una verdadera revolución en la industria por su extendido uso. La prohibición europea tendría inmediato impacto sobre el resto del mundo.

En cualquier caso, vetar un producto puede bastante más complejo que autorizar su uso: todo el proceso de revisión normativo para llevar a la prohibición final de las sustancias que ahora se incluyen en la hoja de ruta podría extenderse hasta 2030, según las estimaciones de la organización EEB.

Virginijus Sinkevičius, comisario de Medio Ambiente, ha recordado que las restricciones “tienen como objetivo reducir la exposición de las personas y el medio ambiente a algunos de los productos químicos más dañinos, abordando una amplia gama de sus usos: industriales, profesionales y en productos de consumo”.

Según el documento difundido este lunes, las restricciones contempladas en la hoja de ruta tienen como objetivo reducir al máximo “los inaceptables riesgos químicos” con todos los recursos disponibles, como por ejemplo agrupando a las sustancias en familias. Santos explica que, al tratarse de miles de compuestos, si se aborda su veto uno por uno, “se tardarían siglos en completar las revisiones”. Por eso, añade, “ahora se propone la restricción de las familias completas de los químicos que más preocupan”.