La Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos, organismo encargado de regular la competencia económica y proteger los derechos de los consumidores, llevó a cabo una investigación y dio como resultado que Amazon se había apropiado de millones de dólares que los clientes habían pagado en concepto de propina para los repartidores. 

El rastreo comenzó en 2016, cuando Amazon redujo los sueldos por hora que ofrecía a los conductores sin informárselo. Entonces, usó las propinas para cubrir esa diferencia entre el salario antiguo y el nuevo. 

Esto se dio en el marco del programa Flex de Amazon, en el que la empresa contrataba trabajadores en régimen de contratistas y ellos utilizaban sus propios vehículos para realizar su trabajo.

Ante esta situación, La Comisión Federal determinó que Amazon no solo "falló intencionadamente" en la correspondiente notificación de los cambios en los honorarios, sino que, a su vez, puso barreras a la información de los salarios.

Como resolución, la empresa de Jeff Bezos acordó pagar una multa de 61,7 millones de dólares, la cantidad de dinero sustraída. De esta forma, el organismo regulador le devolverá a los repartidores el dinero que les corresponde.