El plenario del Senado aprobó anoche (22) el texto básico de la propuesta de reforma de pensiones presentada por el gobierno de Jair Bolsonaro (PSL).

Hubo 60 votos a favor, 19 en contra y un senador ausente.

Queda pendiente que el Senado analice cuatro aspectos particulares destacados que obligarán a nuevas votaciones antes que la ley quede definitivamente aprobada, pero la aprobación general de ayer deja el curso expedito a su sanción definitiva.

De hecho, el gobierno espera que se complete la votación entre hoy y mañana. De cualquier modo esta sanción, que de hecho es una Propuesta de Enmienda a la Constitución (PEC) solo se promulgará cuando Bolsonaro regrese a Brasil concluyendo una gira internacional.

La reforma alcanzará a más de 72 millones de personas, incluidos los trabajadores del sector privado y los funcionarios públicos.

Bolsonaro envió la propuesta al Congreso el 20 de febrero. Es decir que fueron necesarios poco más de ocho meses de arduas negociaciones con el Congreso, que fue responsable de aprobar la reforma de las pensiones en base a un proyecto que tiene el sello de la ortodoxia económica.

El ministro Paulo Guedes (Economía) y el Secretario Especial de Bienestar y Trabajo, Rogério Marinho, fueron los principales interlocutores del gobierno para que los Diputados aprobaran la reforma en agosto y para la aprobación definitiva de ayer en el Senado.

A pesar de las concesiones hechas al Congreso, el ejecutivo consiguió mantener los principales pilares de la reforma. El equipo económico estima que la versión actual de la propuesta representa un recorte de aproximadamente 200 mil millones de dólares en diez años. La versión original de Bolsonaro habría impactado en unos 300 mil millones.

Entre los aspectos sobresalientes se modifica la edad jubilatoria: para jubilarse en el futuro los hombres deberán cumplir 65 años y 62 las mujeres.

Los que ya están activos pueden jubilarse antes de la edad mínima. Hay cinco reglas de transición para los empleados del sector privado. En cambio para los servidores públicos, hay dos. El trabajador puede optar por el régimen que crea más conveniente, pero en todos los casos implicará pérdida en los haberes jubilatorios.

Como en otras reformas recientes en América Latina, incluida la de Argentina, aunque se intenta generar compensaciones diversas con nuevos cálculos de las pensiones, el ahorro general previsto indica una reducción en el dinero que recibirán los jubilados a futuro. En este caso, por ejemplo, se establece que las pensiones no pueden estar por debajo de un salario mínimo (unos 200 dólares).

La reforma también ajusta el cálculo de las pensiones por fallecimiento, lo que reduce el monto del beneficio al 60%.

Esta no es la primera vez que el Congreso intenta modificar la edad mínima de jubilación. Fernando Henrique Cardoso presentó una amplia propuesta para la reformulación de la Seguridad Social en 1995. La reforma propuesta entonces tardó más de tres años y ocho meses en aprobarse pero FHC fue derrotado en el intento de subir las edades jubilatorias por un voto.

Con estos antecedentes, los articuladores políticos de Bolsonaro y el alcalde Rodrigo Maia (DEM-RJ) fueron cautelosos en el calendario de votación de la reforma de 2019. Maia fue uno de los principales garantes de la medida y está en línea con la agenda reformista y liberal del ministro Guedes.

La propuesta remitida por el ejecutivo incluye también la modificación de las normas de jubilación de los militares. Esta propuesta, sin embargo, todavía está bajo consideración por la Cámara de Diputados.