Argelia era el último país en el que se seguía permitiendo la venta de naftas con Tetraetilo de Plomo para los automotores. Pero por fin se vetó, según resalta el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que lamenta la “catástrofe para el medio ambiente y la salud pública” que el uso del aditivo generó desde que en 1922 se empezó a usar en esta aplicación. 

Esta agencia de la ONU recuerda que con este combustible se ha contaminado “el aire, el polvo, el suelo, el agua potable y los cultivos alimentarios durante la mayor parte de un siglo”.
En Argentina “se prohibió el uso de este metal en las naftas en 1996, y en las pinturas, en 2004, como medida de prevención primaria” según reza un interesante artículo de divulgación del CONICET, que resalta las investigaciones de la Dra. Virgolini en el Hospital de Niños  de Córdoba en 2009 y 2010.

“La gasolina con plomo causa enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y cáncer”, añade el PNEUMA. Pero una de las cosas que más ha preocupado a los expertos es la incidencia en el desarrollo de los niños. El plomo tiene efectos neurológicos y afecta al progreso de las habilidades intelectuales. Algunos estudios, por ejemplo, sugieren una reducción de entre cinco y 10 puntos de coeficiente intelectual por la exposición a esta sustancia. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que el plomo suele acumularse en los huesos y durante el embarazo se libera hacia la sangre y se convierte en una fuente de exposición para el feto. Es tan dañino que la OMS no establece un umbral de seguridad para la exposición a este contaminante. Cualquier nivel de exposición es peligroso.

A pesar de la oposición de las petroleras, el plomo se pudo sustituir por otros elementos para lograr los mismos resultados sin necesidad de aumentar la contaminación causada con este metal pesado.

Un estudio en la Comunidad de Madrid, en el que se analizó la presencia de plomo en la sangre de menores antes y después de la prohibición de la gasolina súper en España demostró que los niveles pasaron de 3,5 microgramos por decilitro a 1,1. Pero, a pesar de esa reducción, esta contaminación sigue persistiendo en las ciudades décadas después de prohibirse su uso, como indican varios estudios internacionales.

En 2002, el PNEUMA inició una campaña para eliminar el plomo en la gasolina, que entonces suponía “una de las amenazas ambientales más graves para la salud humana”. En ese momento, la gasolina con tetraetilo de plomo estaba permitida todavía en 117 países. Progresivamente este metal pesado se fue eliminando y el único Estado en el que se admitía su uso era ya Argelia. 

“Se ha estimado que prohibir el uso de gasolina con plomo previene más de 1,2 millones de muertes prematuras al año, aumenta el coeficiente intelectual entre los niños, ahorra 2,44 billones de dólares para la economía mundial y disminuye las tasas de delincuencia”, sostiene la ONU.

El próximo paso

Pese al éxito que supone el fin de la gasolina con plomo, los combustibles fósiles siguen siendo el principal agente de contaminación del aire, un problema que causa anualmente siete millones de muertes en el mundo, según la OMS. El sector del transporte es responsable “de casi una cuarta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero relacionadas con la energía”.

La ONU apuesta por el cambio hacia los vehículos limpios y la movilidad eléctrica. “Necesitamos una movilidad libre de emisiones”, como explicó António Guterres, el secretario general de la ONU, en una conferencia de prensa virtual. Guterres consideró que el final de la gasolina con este metal pesado es una “historia de éxito internacional” y del multilateralismo. Y la comparó con la exitosa aplicación del Protocolo de Montreal, que veta los CFC que dañan la capa de ozono, curiosamente otra invención del mismo creador del tetraetilo de plomo.

Un mismo inventor para dos calamidades humanas

El ingeniero estadounidense Thomas Midgley (1889-1944) es el responsable de dos de los inventos más dañinos para la calidad del aire y la atmósfera del planeta. Fue el padre de los compuestos clorofluorocarburos (CFC), que se idearon para los sistemas de refrigeración pero que destruyen la capa de ozono. 
También fue quien patentó en 1922 el tetraetilo de plomo como un aditivo de la gasolina para lograr un mejor rendimiento de los motores de combustión. Las tres grandes petroleras estadounidenses Standard Oil, General Motors y DuPont incorporaron rápidamente este elemento a sus combustibles a pesar de que desde un principio saltaron las alertas sobre la toxicidad del plomo y los riesgos de contaminación del aire. 

Thomas Midgley (1889-1944), inventor de dos calamidades humanas, murió por uno de sus inventos. Imagen: CCO/ Wikipedia
Thomas Midgley (1889-1944), inventor de dos calamidades humanas, murió por uno de sus inventos. Imagen: CCO/ Wikipedia

Las evidencias científicas a lo largo del siglo XX se multiplicaron, pero solo 99 años después la humanidad ha erradicado por completo esta dañina mezcla.

Paradojas del destino: Midgley, que inventó también un complejo sistema de poleas para levantarse de la cama en la que yacía después de contraer polio, murió estrangulado por la cuerdas, en una falla de su propi creación.