El mayor mercado de emisiones de efecto invernadero del mundo, el de China, ya está en marcha. La semana pasada las primeras operaciones de intercambio han comenzado en la Bolsa Ambiental y de Energía de Shanghái, según informa la agencia de noticias Xinhua.

El lanzamiento se presenta como un importante avance en la lucha global contra el cambio climático: es uno de los primeros pasos para que este país, el mayor emisor del mundo (responsable de casi el 30% en el planeta), cumpla su objetivo de llegar a la neutralidad de carbono para 2060.

En sus primeras operaciones, el precio de las emisiones por tonelada de carbono se estableció en 48 yuanes (7,4 dólares), cinco veces menos que la cotización que alcanza en el sistema europeo, en donde roza los 40 dólares.

Desde que en 2005 se estableciera el mercado europeo, estos sistemas se consideran una herramienta para recortar emisiones. En ellos, a las empresas participantes se les imponen unas cuotas determinadas de emisiones. Las que ahorran (o sea, emiten menos que la cuota asignada) pueden vender su excedente a otras compañías que sí las superen. El resultado es que las compañías tienen así un incentivo para reducir su huella de carbono porque genera ingresos extras.

Los críticos apuntan que el sistema finalmente no promueve la reducción en la emisiones: lo que ahorra una empresa, lo gasta otra.

En la primera fase del mercado nacional chino participarán 2.225 compañías del sector eléctrico. En su conjunto, estas empresas emiten el 40% de los gases de su país, dónde la matriz eléctrica depende muy fuertemente de las centrales convencionales a carbón. 

Según la consultora Rhodium Group, en 2019 las emisiones de gases de invernadero chinas representaron más de 14 mil millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente.

Gradualmente, el mercado se ampliará a otros sectores donde se registra un alto número de emisiones, desde el aeronáutico y el petroquímico al del acero, el cemento  y la industria papelera. En el sistema quedarán incluidas las empresas que emitan gases invernadero equivalentes a más de 26.000 toneladas de dióxido de carbono al año. Una vez que esté plenamente desarrollado y todos los sectores contaminantes integrados en él, podría cubrir el 11% de las emisiones mundiales, calcula la consultora Trivium.

Planes largamente esperados

China había anunciado hace una década sus planes para crear un mercado nacional de carbono. A partir de 2013, y con gran fanfarria, se establecieron los siete primeros mercados piloto regionales, en localidades como Shenzhen, Shanghái o Pekín. Pero el entusiasmo inicial se estancó. Los proyectos de ampliarlos e integrarlos en un sistema que abarcase todo el país se fueron retrasando, debido a presiones de la industria del carbón y políticas económicas que privilegiaron el crecimiento a expensas del medio ambiente.

Las cosas parecen haber dado un vuelco definitivo. Tras años en los que China acaparó titulares por sus altos niveles de contaminación del aire y el deterioro de su medio ambiente, el presidente chino, Xi Jinping, abrazó con entusiasmo la causa de la defensa ecológica y la lucha contra el cambio climático.

Su anuncio ante la Asamblea General de la ONU en septiembre del año pasado, cuando propuso llegar a la neutralidad de carbono para 2060 y alcanzar el nivel máximo de emisiones para 2030, arrastró a otros países, como Japón, a impulsar sus propios compromisos. Y convirtió el lanzamiento del mercado en una prioridad nacional. El viceministro de Medio Ambiente, Zhao Yiming, declaraba esta semana en una rueda de prensa que la iniciativa representa “una herramienta clave” para cumplir ambas metas.

El principal emisor del mundo ya comenzó a dar otros pasos para cumplir las metas anunciadas por Xi, convirtiendo el rescate del medioambiente en una de las prioridades políticas del país para las próximas décadas. 

Lo cierto es que, con la ambición de permitir la incorporación al mercado de consumo de porciones cada vez mayores de su población, recién el plan quinquenal 2026-2030 verá alcanzar el pico de consumo de carbón, la principal fuente de energía en China.

Fuente: elpais.com