Que la ciudad se construyó en un pozo, hoy rodeado de fábricas contaminantes; qué de un lado las sierras y del resto campos agrícolas en barbecho de los que el viento arrastra polvo de modo incontenible; que no hay en las áreas serranas vecinas (ni en ninguna otra) manejo preventivo de incendios; que 8 meses al año caen cantidades insignificantes de lluvias; que no hay normas que regulen el flujo de vehículos a la zona céntrica; que no hay controles de los gases que emiten los vehículos; y siguen las firmas.

Solo algunos ejemplos de argumentos que los y las cordobesas escuchamos en referencia al problema de la calidad del aire de nuestra ciudad, acostumbrados a entrar temprano por la mañana a una ciudad semisumergida en una bruma sospechosa, a la que no siempre llamamos por su nombre: Smog.

(Según Wikipedia, Smog o Esmog: Nube baja formada de dióxido de carbono, hollines, humos y polvo en suspensión que se forma sobre las grandes ciudades o núcleos industriales).

Lo cierto es que, contra todas estas afirmaciones, desde que en 2019 se monitorean las partículas más pequeñas del aire (las PM 2,5, es decir aquellas partículas en suspensión que tienen menos de 2.5 micras de diámetro), sabemos que en las zonas en que se instalaron los aparatos de monitoreo del aire (Jardín Botánico, Alto Alberdi y Camino a San Antonio), “solamente” entre el 5 y el 6 % de los días se superaron las 30 ppm, valor de referencia establecido por la Organización Mundial de la Salud.

De hecho, en cualquiera de las páginas web en que se puede monitorear la Calidad del Aire, Córdoba aparece bien por debajo de la media mundial y es de las mejores áreas al norte de nuestra Patagonia. IQAir es una de los sitios que permite ver pronósticos y el monitoreo diario como el que muestra la figura, que ilustra la situación de nuestro país.

El mapa diario de IQAir permite visualizar cómo fluctúa la calidad del aire que se respira en cualquier lugar del planeta. Imagen: iqair.com
El mapa diario de IQAir permite visualizar cómo fluctúa la calidad del aire que se respira en cualquier lugar del planeta. Imagen: iqair.com

Algo huele mal en Seattle

No es diferente la situación de Seattle, que en sus índices diarios muestra valores de calidad de aire ligeramente por debajo de Córdoba, o sea, que tiene algo menos de contaminación del aire.

Hasta la semana pasada: el 20 de Octubre Seattle se transformó en la ciudad con la peor calidad de aire del mundo. Peor que Delhi, Bombay, Hanoi o Pekín, por nombrar algunas emblemáticas ciudades, cuya calidad de aire está hasta 5 veces por encima de lo que la OMS considera “respirable”.

Las 10 ciudades del mundo con peor calidad de aire, según IQAir
Las 10 ciudades del mundo con peor calidad de aire, según IQAir

Según la crónica del Washington Post, el índice de calidad del aire de Seattle, o AQI, llegó a más de 240 durante miércoles y jueves, un nivel definido como “muy poco saludable” para todos los grupos. ¡El promedio de la ciudad más contaminada del mundo, Delhi, es de 176!
“Era difícil ver la parte superior de un edificio a una cuadra de distancia, y la gente usó máscaras para protegerse de las partículas en el aire y el olor acre del humo” cuenta Shannon Osaka en el mencionado artículo.

Según el sitio de monitoreo de la calidad del aire IQAir , la concentración de PM 2.5 el jueves por la tarde fue 38 veces más alta que la pauta recomendada por la OMS.

El origen

La causa fueron los incendios forestales en las Montañas Cascade, ubicadas unos 50 km al este de la ciudad, combinados con semanas de clima inusualmente seco y caluroso. El domingo, Seattle rompió el récord de día más caluroso en otoño, con 31 °C. El estado de Washington (la “provincia” en la que se ubica Seattle) tiene el 56 por ciento del estado en sequía, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos.

Si uno repasa estos factores, nada parece diferente a lo que sucede en Córdoba: las sierras a un paso, incendios de otoño (o de cualquier estación) en períodos con marcas récord de temperatura y en medio de un fenómeno de “La Niña” que desde hace casi tres años mantiene con escasísimas lluvias a toda la región.

Sin duda, habrá que estar atentos a los próximos incendios, especialmente si continúa la sequía. Será cuestión de monitorear entonces cómo sigue la calidad del aire y, llegado el caso, tomar las medidas de prevención indispensables.