Maldivas es un pequeño país tropical en el océano Índico, con poco más de medio millón de habitantes que viven, literalmente, con los pies en el agua. Abarca 26 atolones con forma de anillos que se componen de más de 1,000 islas de coral. 

Es principalmente conocido por sus playas, sus lagunas azules y los extensos arrecifes. La capital, Malé, tiene una mezquita del siglo XVII, Hukuru Miskiy, también conocida como la Mezquita del Viernes, hecha de coral blanco tallado.
Y allí se agota el repertorio del conocimiento turístico, porque Maldivas es también uno de los países más amenazados por la subida del nivel de los mares. Wikipedia dice que sus 298 km² de superficie están en promedio a 1,8 m sobre el nivel del mar.

No sorprende entonces que acabe de anunciarse un proyecto para recuperar tierras en un atolón amenazado por el aumento del nivel del mar. Es paradójico que el proyecto, desarrollado con la esperanza de impulsar el turismo, esté siendo cuestionado porque podría "ahogar el ecosistema": lo que se está "ahogando" es el país mismo.

La nación insular, una de las más vulnerables del mundo al cambio climático, ha encargado un importante plan de protección de la costa y recuperación de tierras utilizando arena dragada de sus lagunas, a pesar de las preocupaciones sobre el impacto ambiental que provocarán en esta reserva de la biosfera de la Unesco.

El contratista holandés Van Oord, empresa familiar con más de 150 años de experiencia en proyectos de ingeniería costera, anunció que se crearán 194 hectáreas de tierra, incluidos tres nuevos complejos turísticos isleños, en el atolón sur de la ciudad de Addu, como parte de un proyecto del gobierno de Maldivas para estimular la economía local, abordar la escasez de terrenos y proteger el litoral. Según se informa, el esquema costará 147 millones de dólares y se financiará a través de un banco de la India.

Según Van Oord, se dragarán unos 5 millones de metros cúbicos de arena de una laguna en medio de seis islas, que albergan unos 20.000 habitantes. 
Ali Nizar, alcalde de la ciudad de Addu, dijo al periódico inglés The Guardian que esto causaría menos daño ambiental que muchos pequeños proyectos repetidos y le daría a la región un futuro económico y tierra para la próxima generación. “Addu no tiene terrenos para otras actividades económicas y uso industrial en este momento”, dijo, admitiendo que “es una decisión difícil que hemos tomado”.

Agregó: “Addu es la segunda área poblada más grande de las Maldivas. Necesita un cambio económico, y necesita tener tierra. Con este proyecto tendremos suficiente tierra para los próximos 50 a 100 años. Cualquier tipo de proyecto tendría daños al medio ambiente pero lo que tenemos que hacer es tomar medidas para minimizarlos”.

Aunque hay apoyo público para el proyecto, la evaluación de impacto ambiental genera preocupaciones. El atolón Addu se convirtió en reserva de la Unesco en 2020, gracias a los lechos de pastos marinos y los bosques de manglares que actúan como sumideros de carbono y también brindan a la población local sustento a través de la pesca y del turismo de buceo.

El retrato típico de las Maldivas que propone internet muestra un paraiso, sin mencionar que se está inundando. Imagen: You Tube
El retrato típico de las Maldivas que propone internet muestra un paraiso, sin mencionar que se está inundando. Imagen: You Tube

El informe dice que la recuperación podría enterrar 21 hectáreas de corales y 120 hectáreas de praderas de pastos marinos, y levantará sedimentos que podrían “ahogar los ecosistemas cercanos y afectar su capacidad de recuperación a largo plazo”, afectando la pesca local y la vida marina como los delfines.

Sara Naseem, gerente de defensa de la ONG Transparency Maldives, dijo que es necesario implementar salvaguardas ambientales y advirtió que la población local no se beneficiará lo suficiente. “Las islas adicionales que se están proyectando son para el desarrollo del turismo, se entregarán a los ricos para que construyan negocios”, dijo.
“Nos preocupa mucho que la mayor parte de la tierra que se recuperará no brinde beneficios directos a la comunidad o a la población local, y que sus problemas de vivienda no se resuelvan”, dijo Naseem.

Van Oord, que ganó un premio a la innovación en dragado por un proyecto anterior de recuperación de tierras en las Maldivas, se ha comprometido a trabajar con grupos de interés locales, utilizar técnicas sostenibles, minimizar la propagación de sedimentos en la laguna y crear nuevos corales, además de proporcionar 11km de nueva protección costera.

Niels de Bruijn, director de dragado, dijo que este tipo de proyectos se volverían cada vez más comunes en una era de adaptación climática y también podrían esperarse en lugares como Bali y las Bahamas. “Esto realmente ayudará a la población local a obtener espacio para construir casas y otras cosas, y tener actividades turísticas para mejorar sus vidas”, dijo.
“Incluso logrando todos los objetivos climáticos de París, el nivel del mar seguirá aumentando. Por lo tanto debemos ver que podemos hacer para ayudar y proteger a las personas del cambio climático”.