Jackson es la capital y la ciudad más poblada del estado de Misisipi, en Estados Unidos. Según el censo del 2000 la población de Jackson era de 184.256 habitantes, cifra que parece haber disminuido desde entonces. Su población es mayoritariamente afrodescendiente. 

Se encuentra ubicada en la ribera del río Pearl, el mismo que arrasó con las instalaciones de la planta potabilizadora local en las inundaciones de julio y agosto. Por eso, La abrumadora mayoría de las personas han perdido el acceso al agua corriente segura. 

La mayoría ya había estado sin agua potable durante más de un mes, pero semanas de lluvias continuas interrumpieron aún más las operaciones en la ya obsoleta planta principal de agua de la ciudad. La situación paradojal es que, a diferencia de lo que ocurre en el suroeste, donde la sequía extrema agotó la disponibilidad, aquí lo que sobra es agua y lo que falta son inversiones para captar y potabilizar el recurso. 

Es una muestra acabada de cómo las inundaciones extremas, exacerbadas por la crisis climática, pueden afectar la infraestructura de las ciudades. 
Por estas horas una parte significativa tiene canillas de las que directamente no sale nada y el resto necesita hervir el agua si quiere consumirla. 

En su artículo sobre el tema, The Guardian resalta que las personas sin agua corriente visitan a amigos y familiares en las ciudades y suburbios adyacentes para ducharse. 
La agencia de gestión de emergencias de Mississippi desarrolla planes de distribución de agua y la ciudad estableció puntos de entrega de agua embotellada; las organizaciones comunitarias están haciendo lo que pueden para llenar los vacíos. 

Otra paradoja: justo cuando el presidente Biden declara concluida la pandemia, las escuelas y muchas empresas han cerrado sus edificios y volvieron a clases virtuales y teletrabajo. 

Racismo y desinversión 

Es cierto que el calor y las inundaciones son los detonantes de esta crisis, pero son los emergentes de años de problemas. Las restricciones financieras y de personal y el mal funcionamiento de los equipos han afectado durante mucho tiempo las operaciones de las instalaciones de tratamiento de agua de la ciudad. 

Desde hace tiempo se generan advertencias “de hervir el agua" que indican que el agua no es apta para beber sin hervirla primero. Desde el 29 de julio de este año, toda la ciudad está bajo aviso de hervir el agua. 

En el mencionado artículo, The Guardian resalta el contenido de un comunicado emitido el jueves por el grupo Black Voters Matter: “La raíz de esta crisis es el racismo sistémico y la negligencia intencional de los gobiernos locales y estatales para redirigir los fondos de infraestructura que podrían haber ayudado a resolver este problema hace años”. 

Entre 1980 y 2000, Jackson pasó de una población mayoritariamente blanca a una población mayoritariamente negra. Miles de personas blancas abandonaron la ciudad después de que la Corte Suprema de Estados Unidos obligara a las escuelas e instalaciones públicas a eliminar la segregación. 
La recaudación y las inversiones en infraestructura cayeron drásticamente desde entonces. Ahora la ciudad tiene una población 83% negra y un nivel de pobreza superior al 25%, en un estado en que el nivel de pobreza es de 18,7%.