La oficina antidrogas de Estados Unidos (DEA)  identificó nueve grupo criminales mexicanos como los responsables del mayor impacto del tráfico de drogas en su territorio.

En su informe de Evaluación Nacional de la Amenaza de Drogas 2020, señaló que el Cártel de Sinaloa, el Cártel Jalisco Nueva Generación, la Organización Beltrán Leyva, el Cártel del Noreste y Los Zetas, así como Guerreros Unidos, el Cártel del Golfo, el Cártel de Juárez y La Línea, La Familia Michoacana, y Los Rojos, “introducen cantidades significativas al por mayor de fentanilo, heroína, metanfetamina, cocaína, y marihuana a los Estados Unidos”.

Para la DEA, los cárteles mexicanos son cada vez más los principales responsables de producir y suministrar fentanilo al mercado estadounidense. “China sigue siendo una fuente clave de suministro de los precursores químicos que los cárteles mexicanos utilizan para producir las grandes cantidades de fentanilo que contrabandean”, acusó.

En el reporte, la agencia antidrogas estadounidense aseguró que los antagónicos grupos criminales de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación utilizaron la pandemia por el nuevo coronavirus para “inflar artificialmente” los precios de la metanfetamina, producida en laboratorios clandestinos de Sinaloa, Durango y Michoacán.

Según el reporte, las tendencias de las drogas en los Estados Unidos continúan evolucionando. Si bien el fentanilo y los análogos de fentanilo de China han disminuido sustancialmente después de la implementación de una programación de emergencia de la DEA en 2018 y 2019, la amenaza de los opioides sigue en niveles epidémicos, afectando a grandes porciones del país. Mientras tanto, la amenaza de los estimulantes, incluidas la metanfetamina y la cocaína, está empeorando tanto en volumen como en alcance, y los traficantes venden cantidades cada vez mayores fuera de los mercados tradicionales.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU., Más de 83.000 personas perdieron la vida por sobredosis relacionadas con las drogas en el período de doce meses que finalizó en julio de 2020, un aumento significativo desde 2019, cuando más de 70.000 personas había muerto por la misma causa.