Alrededor de 26 millones de trabajadores -1 de cada 6 en la que sigue siendo la primera potencia económica- han solicitado formalmente al Estado el seguro de desempleo. Una cifra récord, inédita, que ni siquiera llega a ser equiparable a los momentos más turbulentos de la economía norteamericana. Estos números abarcan las últimas 5 semanas, con EE.UU. a la cabeza de infectados y muertos a causa del COVID-19.

La explosión de despidos es la mayor desde que existen registros, empujada y agravada por el hundimiento del precio del barril de WTI (West Texas Intermediate) y la "cotización negativa" que implica la producción de petróleo por no contar con capacidad de almacenaje.

El pico en la demanda por seguro de desempleo se dio durante la última semana de marzo: 6,6 millones de peticiones. La primera semana de abril el total alcanzó las 5,2 millones de solicitudes. La segunda de abril muestra lo que puede llamarse técnicamente una nueva baja con respecto a la semana anterior, aunque los despidos siguen produciéndose: 4,2 millones de pedidos a la Seguridad Social. Sin embargo, se estima que durante mayo puede volver a registrarse un nuevo pico debido, entre otras cosas, a que muchos desocupados no han podido acceder al reclamo del derecho por el colapso del sistema digital. 

La secuencia: antes de la llegada del coronavirus la tasa de desempleo en los EE.UU había tocado su mínimo histórico: 3,5% en el mes de febrero. Hoy, con los números que el COVID-19 arroja, contagiando prácticamente todas las dinámicas económicas, se proyecta una tasa de desempleo alrededor del 20% para abril. Todos estos datos fueron brindados el último jueves por el Departamento de Trabajo de la Administración Trump. En este paisaje, los analistas esperan un retroceso mayor al causado por el crack del año 1929 y la Gran Depresión que marcó la década del treinta del siglo XX.

Las dificultades para recaudar y mantener el sistema a flote es el principal argumento que esgrimen gran parte de los gobernadores, sobre todo los demócratas. La Asociación Nacional de Gobernadores calificó el momento como la “más dramática contracción de la economía de los EE.UU desde la Segunda Guerra Mundial”. Utilizando ese tono, pidió una ayuda de 500 mil millones de dólares para lidiar con la caída de ingresos por recaudación. El paquete de 484 mil millones de dólares no contempla ninguna partida que vaya hacia ese sentido.

Estados Unidos es el epicentro de la pandemia: 870.468 casos confirmados y 50.031 fallecidos. Los muertos, en promedio, acumulan 2 mil cada 24 horas. Las minorías étnicas y los pobres (quienes no acceden a los circuitos sanitarios) son los sectores más golpeados en New York, por citar la ciudad donde el COVID-19 se ha desparramado con mayor intensidad.