Ante la aparición de la variante Ómicron del coronavirus, Estados Unidos decidió endurecer los controles de ingreso al país, y exigirá a partir de la semana próxima que todas las personas que ingresen un test negativo PCR realizado un día antes del viaje, sin importar su nacionalidad y si están o no vacunados.

Si bien el gobierno estadounidense consideró la posibilidad, finalmente no exigirá que todos los viajeros sean testeados nuevamente dentro de los tres a cinco días posteriores a su llegada, y tampoco una cuarentena de siete días, incluso si los resultados de sus tests eran negativos.

En el marco del nuevo escenario, el gobierno de Biden también decidió extender la obligatoriedad de uso de barbijo en aviones, trenes y en el transporte público, y en los aeropuertos, las estaciones y las terminales hasta el próximo 18 de marzo, hasta el final de un invierno que se avizora más áspero de lo anticipado.

Paralelamente el gobierno de Estados Unidos anunciará durante esta jornada nuevas iniciativas para garantizar que los casi 100 millones de estadounidenses elegibles que aún no han recibido su vacuna de refuerzo reciban una lo antes posible, ya que hasta el momento solo el 60 por ciento de la población está inmunizada.

La Casa Blanca intentará impulsar la inmunización con nuevas campañas, mayor disponibilidad horaria en las farmacias, y notificaciones directas a los beneficiarios de Medicare, el programa de salud para los ancianos.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, según sus siglas en inglés) ahora recomiendan a todos los adultos que se vacunen con una tercera dosis. Todos los adultos que completaron su esquema de vacunación hace al menos seis meses ahora son elegibles para recibir un refuerzo.