Samuel Little, un preso de 79 años que ha pasado toda su vida entrando y saliendo de la cárcel, es el mayor asesino en serie de la historia de Estados Unidos. A lo largo de cuatro décadas ha dejado un rastro de cadáveres de por lo menos 50 mujeres en al menos 14 Estados. El macabro trabajo de reconstruir sus crímenes uno por uno, a través de sus recuerdos, aún no ha terminado. Él aseguró haber matado a 93 mujeres.

En una escueta nota, la agencia policial federal de Estados Unidos confirmó que ha logrado relacionar los recuerdos de Samuel Little con medio centenar de casos sin resolver de asesinatos de mujeres. Hasta ahora, el mayor asesino en serie de la historia del país era Gary Ridgway, condenado en 2003 con 48 víctimas demostradas, aunque él llegó a confesar 71 femicidios. En los dos casos, los asesinos mataron exclusivamente mujeres.

El siniestro historial de Samuel Little pasó desapercibido para las autoridades durante cuatro décadas. Según su confesión, empezó a matar en 1970 y continuó hasta 2005. Fueron siempre mujeres solas. Algunos cadáveres no se han encontrado nunca, según la nota del FBI.

Samuel Little nació el 7 de junio de 1940 en Georgia. Llevó una vida de vagabundo y fue detenido decenas de veces en una docena de Estados. La primera vez que se le relacionó con una agresión a una mujer fue en 1976 en Misuri. Nunca fue condenado por nada grave. Era un borracho al que las autoridades locales nunca prestaron atención más allá de los pequeños delitos por los que era detenido, como prueba la galería de fotos que ilustra esta nota.

Su carrera acabó en 2012, cuando fue detenido en un albergue para indigentes de Kentucky. California pidió su extradición porque le buscaba por un asunto de drogas. Cuando la policía de Los Ángeles metió su ADN en la base de datos, lo relacionó directamente con tres macabros asesinatos sin resolver en la ciudad en 1987 y 1989. Eran mujeres cuyos cuerpos habían sido hallados golpeados y abandonados en la ciudad.

Esas muestras de ADN pasaron al FBI, que inmediatamente lo relacionó con delitos en 24 Estados, incluidos dos estrangulamientos por los que nunca había sido juzgado. Uno de ellos era un asesinato muy claro en Odessa, Texas. Little fue extraditado a Texas. Fue allí donde un agente de los Rangers de Texas empezó a interrogarle sobre sus crímenes. Little confesó 93 asesinatos. Los investigadores llevan 18 meses hablando con Little. Advierten de que su memoria es vaga en este momento de su vida. Pero hasta el momento todo lo que ha dicho resultó verdad.

La agencia está pidiendo ayuda al público y a todas las policías locales del país para lograr identificar a todas y cada una de las víctimas. “Durante muchos años Samuel Little pensó que nunca le atraparían porque pensaba que nadie estaba siguiendo el rastro de sus víctimas”, dice en la nota del FBI la analista de delitos violentos Christie Palazzolo.

El FBI ha publicado también una serie de vídeos en las que el asesino describe con gran detalle el encuentro con estas mujeres, qué aspecto tenían, dónde las conoció, la carretera por la que iban y otros detalles. El objeto de la publicación es intentar que se identifique a las mujeres en base a información que pueda aportarse ahora. Algunas van acompañadas de un dibujo, hecho por el propio asesino.

Medio centenar de estas historias ya tienen nombre y apellidos, gracias a la colaboración de policías locales de todo el país que están desempolvando sus archivos de asesinatos sin resolver y tratando de buscar coincidencias con las confesiones de Little. Faltan 43 casos más. Al menos, los 43 de los que se acuerda Little.