La cantidad de calor que atrapa la Tierra se ha duplicado aproximadamente desde 2005, contribuyendo a un calentamiento más rápido de los océanos, el aire y la tierra, según una nueva investigación de la NASA y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos.

"La magnitud del aumento no tiene precedentes", dijo Norman Loeb, científico de la NASA y autor principal del estudio, que se publicó esta semana en la revista Geophysical Research Letters. "La Tierra se está calentando más rápido de lo esperado".

Utilizando datos satelitales, los investigadores midieron lo que se conoce como EEI (por sus siglas en inglés) o Desequilibrio Energético de la Tierra: la diferencia entre la cantidad de energía que el planeta absorbe del sol y la cantidad que puede devolver (por irradiación) al espacio.

Cuando hay un desequilibrio positivo, la Tierra absorbe más calor del que pierde, es un primer paso hacia el calentamiento global, dijo Stuart Evans, científico climático de la Universidad de Buffalo. "Es una señal de que la Tierra está ganando energía".

Ese desequilibrio prácticamente se duplicó entre 2005 y 2019, encontró el estudio. “Es una cantidad enorme de energía”, dijo Gregory Johnson, oceanógrafo del Laboratorio Ambiental Marino del Pacífico de la NOAA y coautor del estudio. Johnson dijo que el aumento de energía es "un número tan difícil de entender". Para tratar de brindar una idea propone equivalencias: sería como detonar cuatro bombas atómicas como la lanzada sobre Hiroshima por segundo. O como si cada persona en la Tierra (7400 millones de personas) usaran 20 pavas eléctricas a la vez.

La Tierra absorbe del sol unos 240 vatios por metro cuadrado de energía solar. Al comienzo del período del estudio, en 2005, irradiaba aproximadamente 239,5 de esos vatios, lo que creaba un desequilibrio positivo (calentamiento) de aproximadamente medio vatio. Al final, en 2019, esa brecha casi se había duplicado a aproximadamente 1 vatio por metro cuadrado.

Los océanos absorben la mayor parte de ese calor, alrededor del 90 por ciento. Por eso, los datos satelitales podían compararse con las temperaturas medidas por un sistema de sensores oceánicos, para verificar si la tendencia observada podía constatarse con una medición independiente. Y el resultado fue un patrón altamente concordante. El acuerdo entre los conjuntos de datos está muy por encima de las expectativas, dijo Loeb, lo que es una confirmación rigurosa para los resultados del desequilibrio.

"El hecho de que se utilizaran dos enfoques de observación diferentes y presentaran las mismas tendencias es bastante notable", dijo Elizabeth Maroon, climatóloga de la Universidad de Wisconsin en Madison no afiliada al estudio. "Muestra que los hallazgos son robustos".

La gran pregunta sigue siendo qué es lo que está impulsando esta aceleración en el calentamiento planetario. El estudio apunta a disminuciones en la cobertura de nubes y hielo marino, que reflejan la energía solar de regreso al espacio, y un aumento en los gases de efecto invernadero emitidos por los seres humanos, como el metano y el dióxido de carbono, así como el vapor de agua, que atrapan más calor en la Tierra como factores del desequilibrio.

Como siempre ocurre en esta tema, es difícil distinguir los cambios inducidos por la actividad humana de las variaciones cíclicas en el clima.
El período estudiado se superpuso con fluctuaciones en el clima que pueden haber jugado un papel importante en la aceleración del calor retenido, incluido un fuerte evento de El Niño de 2014 a 2016, que condujo a aguas inusualmente cálidas. En paralelo, la Oscilación Decadal del Pacífico (una fluctuación similar a El Niño pero a más largo plazo) en 2014 también cambió de una fase "fría" a una fase "cálida".

“Somos responsables de algo de estos efectos”, dice Johnson. Simplemente no está claro  cuánto.

La siguiente cuestión es: ¿Cómo continuará esto?  Tampoco está claro, dijo Johnson. El desequilibrio podría reducirse en algunos años en comparación con otros, dijo, pero la trayectoria general parece ser ascendente, especialmente si la Oscilación Decadal del Pacífico se mantiene en una fase cálida.
"Cuanto más lo observamos", dijo, "más seguros estamos de la tendencia".

El seguimiento del desequilibrio energético de la Tierra también ayuda a los científicos a comprender mejor el cambio climático. Otras métricas comunes, como la temperatura del aire, solo captan una fracción del efecto del calor del sol. El desequilibrio (EEI), dijo Johnson, mide "la cantidad total de calor que ingresa al sistema climático".

Independientemente de la magnitud o las razones del desequilibrio acelerado, el hecho de que sea positivo es crucial, dijo Kevin Trenberth, un distinguido académico del Centro Nacional de Investigación Atmosférica. “Es la señal lo que importa aquí”, señaló. "El hecho de que sea positivo significa que se está produciendo un calentamiento global". 
Ese calor adicional, especialmente en los océanos, significará huracanes y olas de calor marino más intensos.

Fuente: The Washington Post